Para Ir
Cartas de Sergio Etcheverry
"El camino espiritual se asemeja al andar de un hombre en un desierto: puede dar muchos pasos en la dirección que suponga más conveniente, pero sin un buen guía, aún pudiendo soportar las tormentas de arena, el acoso de las fieras, la falta de agua, el frío de la noche y la ilusión de los espejismos, no llegará a un buen destino". La frase puede parecer un poco dura, especialmente para quienes están dando sus primeros pasos en estos arduos caminos, pero... ¿Cómo no tenerla en cuenta? Somos bombardeados por un mensaje que nos invita a decretar nuestros deseos, incluso los más materiales, cómo si depositando la energía de esa forma, alejada de la santa plegaria y el santo temor. fuéramos a concretarlos. Todos quieren asemejarse en apariencia de magos y alquimistas dignos de la saga de Tolkien o compañeros de curso de Harry Potter. Acaso no cantaba Spinetta en "Para Ir": "Hay tanta gloria ya, que al final, nadie tiene un sueño sin laureles". Miles de buscadores sin rumbo concurren, día a día, detrás de diamantes falsos en los supermercados esotéricos a comprar su tubo de papas fritas conteniendo medallas y diplomas de maestrías. Es tal la ansiedad de poder de estos supuestos maestros, que ante tanto diploma de curso de fin de semana, ya desconocen de qué son maestros... El perfume del conocimiento no exhala en estos buscadores de fama. El mundo globalizado acelerará cada día más este proceso de fomentadas modas marketineras. Bien, si has empezado la búsqueda de esa manera, como la mayoría, es hora de cambiar. De leer el libro y entender que la fe es simple y no resiste el análisis de una ciencia muerta. La frase encierra un arcano: se humilde, ama a tu Dios, pide su ayuda, permite ser guiado a tu propio interior, conoce el yacimiento invalorable de oro que hay en tu alma y solo así sabrás de las estrellas. Todo parte y llega a Dios. En esencia todo es FUEGO. Y como un ejercicio de luz que le recomiendo hacer, mientras escribo estas líneas, abro sin mirar y sin pensar el Mensaje Reencontrado de Louis Cattiaux, y encuentro estas palabras vivas:
No hace falta salir a la calle y mirar el hambre y el dolor, desde la caída del paraíso siempre existieron. La miseria y la muerte se dan en todos los ámbitos, como lo relatan los libros sagrados del pueblo judío, las crónicas de los santos y las fotos de los diarios de hoy. Debo caminar muy poco para encontrar la miseria rondando. ¿Algo ha cambiado pese a todo lo escrito? ¿Pese a todo lo dicho? ¿Qué hubiese sido de este mundo sin la plegaria? ¡Qué hubiese sido! Cuánto falta en nuestro interior para poder acceder al arcano de sus palabras, al arte de sus códigos y a la maravilla de sus formas: Las generaciones pasan, y el saber de la tradición resiste toda transmutación, porque es transmutación misma, como aquello que ha sido inspirado por Dios y purificado por su santísimo fuego. Es como mirar la ceniza maravillosamente blanca y tratar de reproducir desde ella la forma y todas las propiedades de la planta que la originó. |
Imagen del Atalanta Fugiens de Michael Meier, coloreada por Adam Mc Lean: visite su excelente sitio The Alchemy Web Site pulsando sobre el buscador |
El buscador de la ilustración bien podría ser usted... La noche oscura del mundo lo rodea, la lámpara y su luz parecen muy pequeñas. Un bastón lo apoya al piso, las huellas son su guía, la Luna le acompaña, es María quien abre la primera puerta. Entonces, amigo Cattiaux, vuelvo a abrir tu libro y te escucho: |
UNE VERITE
20. ¡Santa MADRE de DIOS, guiad nuestra búqueda he iluminad nuestra vía en las tinieblas de este mundo de exilio, a fin de que accedamos por vuestra gracia hasta el Señor encarnado, que nos liberará del pecado de muerte donde agonizamos miserablemente! |
EL FINAL
20^. ¡Santa MADRE de DIOS, dignaos revelaros a vuestros niños amantes y cándidos, entreabriendo sólo para ellos, con el permiso de nuestro Señor Dios, el velo oscuro que extravía a los malvados y a los orgullosos secuaces del mundo entenebrecido! |
Y es verdad, este es un pequeño llamado a abrir el corazón, escuchar, leer con suma atención a la Virgen María,
porque de su santa leche se nutrió la fuente de la vida. Aliméntanos también a nosotros María...
Y no te olvides de lo que dice la canción de Luis: "Que tu cuerpo al menos esté limpio, Para Ir".
Bendiciones
Sergio