Bendito seas Soberano, Padre de los cielos y tierra, hacedor de maravillas inconmensurables, fuerza divina de la gracia, en ti que eres verbo, emanó la vida, y de tu glorioso nombre, surgió todo. Mucho más de todo lo que pueda llegar a imaginar. Bendito seas Patriarca Perfecto de la vida. Yo te pido, especialmente, amado Padre de los ciclos, que por la intercesión del Arcángel Cassiel, intercesor por excelencia de tu palabra, hagas llegar a mi aquello que debo recibir y aquello que debo aprender, bajo el más poderoso y puro manto, de tu piedad inmedible a los ojos de un humilde ser humano como yo; para que mi estructura y acción en éste mundo tengan el cuerpo, peso y expresión de tu fuerza creadora. Para que la reflexión, abra paso rápidamente a tu providencia divina, y para que el mundo todo, recuerde día a día lo indivisible de tu grandeza, pues ninguna palabra te puede contener. Te lo pido también, en el nombre de tu Santo Hijo Jesús, en el nombre del Querubín Espíritu Santo, y de la Bendita Virgen María, ahora y siempre, por los siglos de los siglos ¡Amén!