"La llave celestial de la estrella de
Belén que regenera la vida."
Cartas breves de Sergio Etcheverry
  


Nos dice Louis Cattiaux en su libro XVIII del Mensaje Reencontrado: 34. No importunemos constantemente a los Sabios niños de Dios con preguntas indiscretas y vanas; esforcémonos más bien en percibir silenciosamente el pensamiento de su corazón, que nos conducirá a la vida y al reposo del esplendor del Único. 34'. ¿Quién nos conducirá hasta la morada del Sabio de Dios y quién nos llevará hasta él? ¿Quién nos mostrará el lugar santo y quién nos descubrirá la luz que lo habita en secreto? ¡Oh, Belén oculto!,¡oh, secreto primero y último! La Palabra nos dice: "Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en el este y hemos venido a adorarlo". (2:1-2). Evangelio según San Mateo. ¿Cuál era "su" estrella?
Las investigaciones más recientes del astrónomo Michael R. Molnar, sobre los signos celestiales que acontecieron asociados al nacimiento de Nuestro Señor Jesús, no hacen más que remarcar las palabras del tres veces sabio Hermes: "Lo que digo no es ficticio, sino digno de crédito y cierto. Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para cumplir los prodigios del Uno." En los cielos el Todopoderoso componía una maravillosa Opera Cósmica, que la tradición conoció como la estrella de Belén. La fuerza de esta "estrella" cambiaría la humanidad para siempre.

El 17 de abril del año 6 AC., dos años antes de la muerte de Herodes el grande, emergiendo del naciente Este, en la constelación de Aries (el cordero, símbolo de Israel) aparece Júpiter como estrella de la mañana, casi oculto por la Luna. Los astrónomos creen que el propio resplandor del Sol habría ocultado la visión de este evento celestial. El plan divino se conjugaba con una tríada de astros reales reunidos en el signo de Aries: Júpiter, Saturno y el Sol. Varias monedas romanas acuñadas en la época corroboran este suceso cósmico siempre asociado al nacimiento de un rey. La revelación no se detiene allí. El camino sagrado que debieron emprender los reyes magos estuvo indicado por el movimiento retrógrado (hacia adelante, atrás y vuelta hacia adelante) del planeta Júpiter que comenzó el 23 de agosto y que lo hizo ir y venir en el Cielo hasta aparentar detenerse el 19 de diciembre.

Muy probablemente esta es la fecha del encuentro en Belén con los reyes magos:  "Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Mateo 2:9. Júpiter retomaría su avance el día 20 de diciembre. Así es que Nuestro Señor Jesucristo muy probablemente habría nacido bajo el signo de Aries, en el mes de abril, 6 años antes del cálculo erróneo del calendario (por el que nos regimos aún hoy), y los reyes magos (sabios) lo habrían visitado a sus 8 meses de vida. Pero abramos ese cielo maravilloso, el Cielo de nuestra llave celestial de la estrella de Belén a la puerta de la salvación.

- Aries es el inicio de la Obra Alquímica, el fuego primordial, la propia alma del fuego, la energía creadora, el comienzo, el renacimiento.
- Hermes dice; "Su padre es el Sol y su madre la Luna." . Como vimos, Júpiter nacía casi oculto por la Luna.
- En la tradición, el Sol corresponde al arcángel Miguel: Quién cómo Dios, balanza y justicia central de los cielos. Saturno al arcángel Cassiel, también conocido como Sealtiel, plegaria de Dios, portando un incensario, hacedor de toda estructura materializada en espacio y tiempo. Júpiter al arcángel Jehudiel, gratitud de Dios, cuyo atributo es una corona y un látigo, el ángel remunerador.

El adviento es tiempo de siembra espiritual y es sabido, el que siembra en Dios cosecha en esta vida y aún mucho más en la futura.

Louis Cattiaux nos dice desde su iluminado libro III de su Mensaje Reencontrado:
88. La proyección paciente y decidida de la voluntad hacia una meta escogida es el secreto de la realización del deseo.
88'. La plegaria inspirada constituye el medio, y Dios es la meta.
"Sentidos agudizados, músculos relajados, piernas dobladas, boca cerrada, soplo cortado, sangre purificada, cabeza vaciada, corazón apaciguado."

Adviento es tiempo de plegaria sincera y elevación de nuestros más anhelados deseos. La palabra adviento procede del latín advenio y significa llegada. Es el tiempo final de la gestación de la natividad de Nuestro Señor Jesucristo comienza el domingo más próximo a la fiesta de San Andrés, el 30 de noviembre.

Es un tiempo que nos une en una misma tarea y Cattiaux advierte:
48. La felicidad es reunir nuestros deseos en la gran luz, a fin de permanecer libres en Dios.
48'. Consideremos el agua de nuestra roca y veremos brillar las estrellas, la luna y el sol en nosotros mismos. El agua de vida de nuestra roca es la preciosísima sangre de Jesucristo, el fluido sagrado que todo lo PUEDE, todo lo ES y todo lo UNE.

Este adviento reunidos en EL rezamos.
No dejes de rezar, EL está ahora mismo en ti.

Bendiciones
Sergio

"Y entre los libros de la buena memoria, me quedo oyendo como un ciego frente al mar..."
Luis Alberto Spinetta (Los libros de la buena memoria, El Jardín de los Presentes).