Corpus Hermeticum
Tratado XVII (Original incompleto y sin título)

1 Gloria de todas las cosas es el Dios, y su ser divino, y su naturaleza divina.
Principio de todos los entes es el Dios,
y de ellos es inteligencia, naturaleza y materia, sabiduría que muestra lo que todas las cosas y cada una son.
Principio es lo divino, y es naturaleza, energía, necesidad, fin y renovación.
Había pues en el abismo una Tiniebla inconmensurable, y un agua y un espíritu sutil inteligente: el poder divino los mantenía en el Caos.
Emergió entonces una Luz pura que condensó a los elementos bajo la arena extrayéndolos de la substancia húmeda,
... y todos los dioses se separaron de la naturaleza plena de semillas.

2 Cuando todas las cosas eran indefinidas y no formadas,
las livianas se separaron hacia arriba,
las pesadas reposaron sobre el fondo de arena húmeda,
y por la acción del fuego todas y cada una de las cosas se iban definiendo, y quedaban suspendidas a fin de que el espíritu las condujera.
El Cielo se dejó ver en siete círculos, y se mostraron los dioses en forma de astros con todas sus constelaciones,
y ... (la estructura?) ... quedó organizada con los dioses que había en ella; y el orbe, en su periferia, giró en redondo en el aire, conducido en su curso circular por el espíritu divino.
 
3 Cada dios pues realizó lo que era de su competencia, con su propio poder,
y así nacieron las bestias cuadrúpedas y las que reptan,
los animales del agua, las aves,
y toda semilla que germina,
y los tiernos brotes de todas las flores
(pues contenían en sí la razón seminal del germen que renace),
... y las generaciones de los hombres,
para que conozcan las obras divinas y den testimonio de la Naturaleza proveedora de energía,
para que la muchedumbre humana tome conocimiento de las cosas buenas y domine sobre todas las cosas bajo el cielo,
para que crezcan en crecimiento y se multipliquen en multitudes,
y se obren los portentos de los que toda alma en la carne es capaz,
por el curso de los dioses cíclicos ...,
Para que se investigue en el cielo y por el curso de los dioses celestes las obras de los dioses,
y las obras de la energía de la Naturaleza ...,
a fin de que descubran las señales de los bienes,
y conozcan el poder divino,
y que los agitados individuos sepan lo bueno y lo malo,
y descubran el hermoso arte de fabricar cosas buenas...

4 Comienza entonces para ellos el vivir y el sutilizar,
según el destino que les fuera asignado por los dioses cíclicos,
y el disolverse en lo que quedará,
después de dejar en la tierra grandes obras en recuerdo de su industria.
Obras que se consumen, sí, con el fluir del tiempo,
como todo ser de carne animada y de semilla que da fruto y como toda obra de arte;
... pero lo que decrece se renovará, porque los dioses imponen la Necesidad del Renacer,
y por causa del retorno cíclico de la Naturaleza, que está regido por un número.
Porque lo divino es el conjunto cósmico total renovado por la Naturaleza: porque la misma Naturaleza reposa en lo divino.