1 La Inteligencia, oh Tat, proviene de la realidad misma de Dios, si se puede
hablar de una realidad divina; y en cuanto a que solo Dios mismo se conoce exactamente.
La Inteligencia pues no está separada de la realidad de Dios, sino como
si se desplegara de ella, como la luz se despliega del Sol.
Por otro lado, la Inteligencia en los hombres es un dios, y por éso algunos
hombres son dioses, y su humanidad está muy cerca de la divinidad. Por
ésto el Buen Genio llamó inmortales a los dioses, y a los hombres
dioses mortales. En los animales irracionales la inteligencia es la naturaleza.
2 Dondequiera hay alma hay inteligencia, como también dondequiera hay
vida hay alma. En los animales irracionales el alma es vida desprovista de inteligencia,
y a su vez la inteligencia es un beneficio acordado a las almas de los hombres,
porque las dirije hacia el bién.
En los seres irracionales la inteligencia coopera con la naturaleza particular
de cada uno de ellos, mientras que en los hombres resiste a la naturaleza. Dolor
y placer pervierten al alma no bien entrada en un cuerpo, y el cuerpo, compuesto,
es como un caldo donde el dolor y el placer hierven juntos, y donde el alma
se sumerje y ahoga.
3 Cuando las almas pues se dejan conducir por la inteligencia, ésta
las ilumina con su luz y actúa en contra de sus pretensiones. Como el
buen médico hace sufrir al cuerpo enfermo quemando y cortando, de igual
manera la inteligencia entristece al alma arrancándola del placer del
que nacen todas sus enfermedades.
La enfermedad mayor del alma es negarse al Dios, la siguiente es la opiniabilidad,
causa de todos los males y de ningún bién. La inteligencia pues,
al contrariar la enfermedad, procura el bien del alma, como el médico
la salud del cuerpo.
4 Por otra parte, todas las almas humanas que no lograron que la inteligencia
las guíe, sufren la vida de los animales irracionales, pues la inteligencia
las ayuda a que se consoliden las pasiones a las que las arrastra el ímpetu
de sus antojos lanzados a lo irracional.
Como animales irracionales obedecen sin razón a sus cóleras y
sin razón no se cansan de desear ni se hastían de los vicios.
Por éso el instinto colérico y la pasión del deseo son
los vicios máximos. Estas son las almas a las que Dios impuso la Ley
como verdugo y para convencerlas del mal.
5 - Entonces, oh padre, la doctrina de la fatalidad que recientemente me enseñaste
corre peligro de destruirse. Porque si el Destino manda absolutamente que éste
o aquel comentan adulterio o sacrilegio u otro crimen ¿serán castigados
si lo han cometido por fuerza fatal?
- Todo es obra del Destino, hijito, y sin él nada habría en el
mundo corporal, nada de bueno ni de malo. Está dictado por el Destino
que al que hace el bien le correspondan las consecuencias, y por éso
él actúa, para recibir lo que recibe porque así actuó.
6 Es suficiente por ahora lo que hemos dicho sobre el mal y el Destino. Hemos
hablado ya sobre el tema en otro lugar.
Ahora estamos tratando sobre la Inteligencia, el alcance de su poder, qué
distintos efectos produce en un tipo determinado de seres humanos, y de qué
manera diferente obra con respecto a los animales irracionales.
E insistamos que en cada uno de aquellos, los racionales, produce sus buenos
efectos de maneras completamente diferentes según la forma distinta como
calma la ira y el deseo, pues hay que tener en cuenta que unos obran guiados
por la razón y otros como brutos: todos los hombres están sometidos
al Destino, tanto al nacer como en los cambios que se suceden en la vida.
7 Y todos los hombres padecen las consecuencias que les marca el Destino a sus
actos: pero en forma diferente a los demás los que obran según
razón, de los que dijimos que la inteligencia los conduce, pues las sufren,
bien que hayan abandonado la maldad y no sean malos.
- Pero padre ¿qué dices ahora? ¿Es que no es malo el adúltero,
el homicida y todos los demás?
- No es así, hijito, el hombre de razón, no habiendo cometido
adulterio sufrirá las consecuencias del adúltero, no habiendo
matado sufrirá las del asesino: es imposible sustraerse de las condiciones
que impone la vida como tampoco de las del nacimiento; de la maldad, en cambio,
puede salvarse el que posee la inteligencia.
8 Por éso yo siempre escuché decir al Buen Genio - que si hubiera
dejado todo por escrito hubría hecho un gran servicio a la humanidad,
porque solamente él, hijito, en pura verdad, como dios primero engendrado
y habiendo contemplado todas las cosas, profería enseñanzas divinas
-, le escuché, decía, decir cierta vez que " Todo es Uno
y aún más los seres inteligibles, y que vivimos por el Poder,
la Energía y el Siglo, y que su Inteligencia, que es también su
íntimo ser, es buena ".
Siendo esto así, por tanto la Inteligencia carece de dimensión
espacial, y por consiguiente la Inteligencia, que comanda todas las cosas y
que es el ser íntimo de Dios, tiene el poder de hacer lo que quiere y
como quiere.
9 Por tu parte reflexiona y aplica esta enseñanza a la cuestión
que me hacías antes, me refiero acerca del Destino de la Inteligencia.
Si dejas de lado, hijito mío, el vano espíritu de controversia,
descubrirás que en realidad la Inteligencia, el ser íntimo de
Dios, prevalece sobre todas las cosas, sobre el Destino, la Ley y todo lo demás,
y que nada le es imposible, ni poner a un alma humana más allá
del Destino, ni, si ha sido negligente como suele ocurrir, someterla al Destino.
Pero ya he contado sufiencemente los magníficos dichos del Buen Genio.
- ¡Y son palabras divinas, oh padre, y verdaderas y útiles! Pero
explícame todavía lo siguiente: Dijiste que la Inteligencia en
los animales irracionales opera como naturaleza colaborando con sus impulsos.
Ahora bién, los impulsos de los animales irracionales, supongo, son pasiones.
Por tanto, si la Inteligencia colabora con los impulsos y los impulsos son pasiones,
¿Es entonces la Inteligencia una pasión, dado que actúa
con las pasiones?
- Bien dicho, hijito, digna pregunta, y es justo que la responda.
11 Todos los incorporales, hijito, que están en un cuerpo son pasibles,
y, hablando con propiedad, son en sí mismos pasiones. Pues todo motor
es incorporal, todo móvil es cuerpo, y los incorporales se mueven y son
movidos por la Inteligencia, y el movimiento es una pasión.
Por consiguiente uno y otro padecen, el motor y el móvil, el uno porque
impulsa, el otro porque es impulsado.
Lo que está separado del cuerpo, se separa también de la pasión.
Y más bien digamos, hijito, que nada es impasible, todo es sujeto de
pasión.
Difiere la pasión de ser sujeto de pasión, una es actividad, lo
otro pasividad.
Ahora bien los cuerpos también por sí mismos son activos, porque
o están quietos o se mueven, y en ambos casos hay pasión. Los
incorporales a su vez están siempre activos y por ello son también
sujetos de pasión. No dejes que esta terminología te confunda:
acción y pasión son la misma cosa, y no hay porqué incomodarse
de utilizar el término más conveniente.
- ¡Oh padre, te has manifestado soberbiamente!
- Atiende ahora a ésto, hijito, porque hay dos cosas que Dios otorgó
al hombre con excepción de todos los demás animales mortales:
la inteligencia y la razón, que es lo mismo que decir la inmortalidad.
(Tienen también el don de hablar). Si pues el hombre usa ambas cosas
para los fines que corresponden, en nada diferirá de los inmortales.
Antes bién, una vez salido del cuerpo, ambas le mostrarán el camino
hacia el coro de los dioses y de los benditos.
13- Los demás seres vivos ¿no gozan de la palabra racional, oh
padre?
No, hijito, sólo tienen voces. Palabra y voz difieren por completo. La
palabra es la misma para todos los hombres, en cambio cada raza animal tiene
su grito propio.
- Pero los hombres, oh padre, de acuerdo al pueblo a que pertenecen ¿no
usan palabras diferentes?
- Distintas, sí, hijito, pero uno es el Hombre y por tanto uno es también
el lenguaje. Se traduce de una lengua a otra, pero al final se descubre que
es lo mismo en egipcio, en persa o en griego.
Me parece, hijito, que ignoras toda la fuerza y la grandeza de la palabra racional.
El Buen Genio, bendito dios, ha dicho que " el alma está en el cuerpo,
la inteligencia en el alma, la palabra o razón en la inteligencia, Dios
pues Padre de todos ellos. "
14 Por tanto, la razón es imágen y sentido de Dios, y el cuerpo
lo es de la figura, y la figura lo es del alma. Lo más sutil de la materia
es el aire, lo más sutil del aire es el alma, lo más sutil del
alma es la inteligencia, lo más sutil de la Inteligencia es Dios. Y Dios
rodea y penetra todas las cosas, la inteligencia rodea al alma, el alma al aire
y el aire a la materia.
La Necesidad, la Providencia y la Naturaleza son órganos del bello orden
y de la organización de la materia.
Y cada uno de los seres espirituales tiene su propia realidad, realidad que
en ellos es la identidad.
En cambio, cada uno de los seres corporales del Todo es una pluralidad: en efecto,
los cuerpos compuestos también poseen la identidad que en ellos consiste
en su permanente trasmutarse unos en otros, y así conservan una identidad
invariable.
15 Además, de todos los cuerpos compuestos en general, cada uno posee
un número propio, porque sin número es imposible que se produzca
ni combinación, ni composición ni disolución: son las unidades
las que engendran al número y lo acrecientan, y las que a su vez cuando
se disuelve lo reciben en ellas, pero la materia permanece una.
Este Mundo íntegro y total, este gran dios imagen del Dios mayor, que
permanece unido a El y conserva con El el Orden y la Voluntad del Padre, es
la Plenitud de la Vida, y no hay nada en el Mundo, a lo largo de la duración
del retorno al punto de partida deseado por el Padre, ni en su totalidad ni
en ninguna de sus partes, que no esté vivo. Nunca jamás ha habido,
ni hay, ni habrá nada muerto en el Mundo. Vivo quiso el Padre que fuera
mientras se mantenga unido, y por éso necesariamente es un dios.
16 ¿Cómo sería posible, oh hijito, que en este dios, en
la imagen del Padre, en lo que es la Plenitud de la Vida hubiera algo muerto?
Porque muerte es corrupción, y corrupción aniquilación.
¿Cómo sería posible que una parte del incorruptible se
corrompiera o que se destruya algo de este dios?
- Entonces, padre mío, los seres vivos que están en el Mundo y
son sus partes ¿no mueren?
- Corríjete, hijito, porque te confunde la terminología del tema
transformación. No mueren, hijito, pero como buenos cuerpos compuestos
se disuelven. La disolución no es muerte, sino disolución de la
mixtura. Se disuelven pero no se aniquilan, de forma que vengan a renovarse.
¿Qué es la energía de la vida? ¿No es movimiento?
Pero ¿puede haber algo inmóvil en el Mundo? Nada, hijito.
17- Pero padre ¿no te parece que al menos la Tierra está
quieta?
- No, hijito, sino que ella misma, solitaria, se mueve de muchas maneras y permanece
estable. ¿Hay cosa más ridícula que pretender que sea inmóvil
la nodriza de todos los seres, la que los hace nacer y los engendra? Es imposible
que sin movimiento el que hace nacer dé a luz lo que sea que nace. Es
muy absurdo que te preguntes si es inerte el cuarto elemento, porque no moverse,
para un cuerpo, equivale a ser inerte.
18 Considera con certeza, hijo mío, que todo, absolutamente todo lo que
hay en el Mundo está en movimiento, sea para disminuir, sea para aumentar,
y lo que se mueve está vivo, porque nada obliga a que todo ser vivo sea
siempre el mismo.
Por consiguiente, hijito, el Mundo, como totalidad, no sufre cambios, y al mismo
tiempo, todas sus partes se transforman, sin que nada perezca o se aniquile.
Los términos son los que nos desconciertan. Porque nacer no es vivir
sino en nuestra percepción, y la transformación no es muerte,
sino en nuestro olvido. Siendo así lo que decimos y en consecuencia,
todo es imperecedero, Materia, Vida, Espíritu, Alma, Inteligencia, de
lo que todas las cosas consisten.
19 Por lo mismo, todo viviente es inmortal, y por encima de todos el Hombre,
porque es capaz de recibir a Dios y porque es capaz de entrar en la realidad
de Dios.
Porque Dios sólo conversa con este ser vivo, de noche en sueños,
de día por símbolos, y por todo tipo de medios le predice el porvenir,
por las aves, por las entrañas, por inspiración, por la encina
. Por donde el hombre se confía en interpretar el pasado, el presente
y el porvenir.
20 Y observa esto, hijito, que cada animal en particular vive habitualmente
en una parte del mundo: los acuáticos en el agua, los terrestres en la
tierra, los volátiles en el aire. El hombre encambio se sirve de todos,
tierra, aire, agua, fuego, y al cielo mismo lo mira y con él se relaciona
por la percepción.
Por su parte, Dios envuelve y penetra todas las cosas, porque es Energía
y Poder. Por lo demás, hijito, no es nada difícil entender al
Dios.
21 Y si lo quieres ver, mira la organización del Mundo y el bello ordenamiento
de la organización. Observa la Necesidad en las cosas manifiestas y la
Providencia en lo que ocurrió y en lo que ocurre. Mira la materia grávida
toda de vida. Considera este dios inmenso en movimiento con todas las cosas
buenas y bellas que contiene, dioses, genios y hombres.
- Pero estas cosas, padre, son energías.
- Pongamos, hijito, que todo es energía, pero ¿quién es
el que energiza? ¿Otro dios? ¿No ves que así como son partes
del Mundo cielo, agua, tierra y aire, de la misma manera son sus miembros vida,
inmortalidad, destino , necesidad, providencia, naturaleza, alma y inteligencia,
y es la permanencia de todas estas cosas lo que llamamos Bien? Y no hay ninguna
cosa del presente o del pasado donde Dios no esté.
22- ¿En la materia también, oh padre?
- Si la materia, hijito, estuviera separada de lo divino ¿qué
lugar le asignarías? Mientras no haya recibido la energía ¿qué
otra cosa crees que es sino una aglomeración confusa? Pero si es activada
¿por quién lo es? Porque hemos dicho que las energias son partes
de Dios.
¿Quién les da la vida a los seres vivos? ¿Quién
la inmortalidad a los inmortales? ¿Quién transforma a los que
se transforman? Si tú nombras la materia o un cuerpo o una substancia,
estás hablando de energías mismas de Dios, la materialidad es
energía de la materia, la corporeidad de los cuerpos, la subtancialidad
de la sustancia: porque éso es Dios, el Todo.
23 Y en el Todo no hay nada que El no sea. Y no se puede predicar de Dios ni
tamaño, ni lugar, ni cualidad, ni figura, ni tiempo. Porque lo es todo:
y el Todo en todas las cosas y rodeando todas las cosas. Reverencia esta enseñanza
y adórala. Porque no hay sino un culto a Dios, y consiste en no ser malo. |