1- Asclepio, fue a ti a quien ayer dedicamos nuestra lección. La de
hoy justo es dedicarla a Tat ya que no es más que un resumen de las Lecciones
Generales que con él charlamos.
Pues bien, Dios Padre, oh Tat, tiene la misma naturaleza, o más bien
la misma acción que el Bien. Pues el término "Naturaleza"
corresponde a "crecer", "brotar", y se aplica a las cosas
que se modifican y se mueven ... y no se mueven, esto es a las divinas y humanas,
a las cuales pertenece. En otro lugar, leccionamos sobre temas divinos y humanos,
sobre los que hay que seguir elucubrando.
2- Ahora bien, la acción del Dios es su buen querer, y su naturaleza
querer que todo exista. ¿Qué otra cosa no es el Dios y Padre y
el Bien sino la existencia de todas las cosas que todavía no son y, por
cierto, la realidad misma de las que son? Esto es Dios, ésto es el Padre,
ésto es el Bien, y no le corresponde ninguna otra cosa. Aunque el Mundo
mismo y el Sol mismo son también Padre de los seres participados, no
son causa del bien de los seres vivos ni de la Vida de igual manera. Y si lo
fueran, lo serían absolutamente por la necesidad que les impone la Voluntad
Buena, sin la cual nada puede existir o nacer.
3- Un padre es la causa de la siembra y la subsistencia de sus hijos por el
impulso del Bien que recibió del Sol, porque el creador es el Bien: el
crear no puede hallarse en nadie sino solamente en él, que nada recibe
y quiere que todo sea. Pero no quiero decir, oh Tat, "el que hace"
porque un tal a veces deja de hacer, en el sentido que algunas veces hace y
otras no, de cuánto hace o de qué hace, algunas veces haciendo
cuantas o tales cosas, otras haciendo las contrarias: Dios es el Padre y el
Bien de todas las cosas que existen.
4- Y así es en verdad para quien puede ver. Porque ésto es lo
que Dios quiere ser y es, y que sea su atributo, o más bien su propia
realidad. Porque todas las demás cosas existen por El, y propio del Bien
es que se lo reconozca como el Bien, oh Tat.
- ¡Oh Padre, nos has dejado repletos de una buena y bella visión,
y poco falta para que la mirada de mi inteligencia caiga reverente ante tal
divina visión!
- Pero no como los rayos inflamados del Sol que hieren la vista con su luz y
obligan a cerrar los ojos, no es así la visión del Bien: por el
contrario, ilumina y tanto más cuanto más puede el que es capaz
de acoger el influjo de este resplandor espiritual, que es más intenso
en su amplitud que los rayos del Sol, pero que no daña, y desborda de
inmortalidad de todo tipo.
5- Los que pueden beber de ella un poco más, frecuentemente se adormecen,
y pasan de lo corporal a estarse gozando de esta bellísima visión,
como Urano y Cronos, nuestros ancestros.
- ¡Ojalá que también nosotros pudiéramos, oh Padre!
- Ojalá, hijito. Por ahora sin embargo aún somos débiles
para tal visión, y aún nos faltan las fuerzas para abrir los ojos
de la inteligencia y contemplar la hermosura de aquel Bien, ¡hermosura
imperecedera, incomprensible! Entonces la verás, cuando ya nada tengas
que decir de ella, porque el conocerla es un silencio divino y un reposo absoluto
de todos los sentidos.
6- Ni por consiguiente puede ya nada percibir el que la percibe, ni otra cosa
contemplar el que la contempla, ni escuchar ninguna otra cosa, ni poder siquiera
mover el cuerpo. Porque pierde conciencia de las sensaciones y aún de
los movimientos del cuerpo, y así quédase quieto. Inundada de
luz la inteligencia y resplandecida el alma entera la saca del cuerpo, y transforma
todo el ser en la realidad. Porque es imposible, hijito mío, que, por
haber contemplado la hermosura del Bien, el alma sea divinizada estando en el
cuerpo de un hombre.
7 - ¿Qué quieres decir por "ser divinizado", oh padre?
- Toda alma separada, hijito, se transforma.
- De nuevo ¿qué quieres decir por "separada"?
- ¿No escuchaste en las "Lecciones Generales" que del Alma
Una del Todo salieron todas las almas que ruedan desparramadas por todo el mundo?
Pues bien, estas mismas almas pasan por muchas transformaciones, unas para mejor,
otras para peor. Porque las de reptiles se transforman en animales acuáticos,
las acuáticas en terrestres, las terrestres en aves, las aéreas
en hombres, y las de los hombres finalmente gozan del principio de inmortalidad
de transformarse en genios y entrar después en el coro de los dioses.
Porque hay dos coros de dioses, los errantes y los fijos.
8- ¡Tal es la gloria y el honor perfectísimos del alma! Pero si
el alma que entró en un hombre se mantiene en la maldad, no goza de la
inmortalidad ni participa del Bien, antes, refluye hacia atrás y retrocede
por el camino que conduce hasta los reptiles: tal es la pena del alma perversa.
La perversión del alma es la ignorancia: porque el alma, cuando no conoce
nada de los seres, ni de su naturaleza, ni tampoco del Bien, ciega total, sufre
el combate que contra ella levantan las pasiones del cuerpo, y, desgraciada,
ignorándose a sí misma, sirve de esclava a cosas que le son ajenas
y corruptas, y carga el cuerpo como un pesado fardo, no se gobierna sino que
es gobernada. Tal es la perversión del alma.
9- Por el contrario, la fuerza del alma es el conocimiento, porque el que conoce
es bueno y piadoso y ya divino.
-¿Quién es éste, oh padre?
- El que no habla mucho ni escucha a muchas cosas, pues el que disputa ambigüedades
y escucha novelerías, hijito, pelea con las sombras. Porque a Dios y
Padre y al Bien no se lo dice ni se lo escucha. Y siendo así las cosas,
es verdad que todos tienen los sentidos, porque sin ellos no se podría
vivir, pero el conocimiento difiere en mucho de los sentidos. Pues la sensación
se produce a partir de lo que la influye, mas el conocimiento es la perfección
de la ciencia, ciencia que es un don del Dios.
10- Pues toda ciencia es incorporal, ya que utiliza como órgano la inteligencia,
como la inteligencia a su vez el cuerpo. Dos cosas pues dependen del cuerpo,
las espirituales y las materiales. Todo pues tiene que consistir a partir de
la oposición y la contrariedad, y es imposible que sea de otra manera.
- ¿Y entonces quién es el dios material que vemos?
- El mundo que vemos es hermoso, pero no es bueno, porque es material y fácilmente
pasible, primero de todos los pasibles, segundo en los seres, incompleto. Pues
ciertamente comenzó una vez, y existe para siempre, está en transformación
y siempre es engendrado, y es el transformador de la cualidad y la cantidad.
Porque se mueve, y todo movimiento material es transformación. |