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El antimonio es un mineral que participa de partes saturninas, y tiene
en todos los respectos la naturaleza de éste. Este antimonio saturnino
concuerda con el sol, y contiene en sí plata viva, en la que ningún
metal es engullido, excepto el oro; y el oro es verdaderamente engullido
por esta plata viva antimonial. Sin esta plata viva ningún metal
puede ser blanqueado; blanquea el latón, i.e., el oro; reduce un
cuerpo perfecto a su materia prima, o primera materia, a saber, a azufre
y plata viva de un color blanco, y más reluciente que un espejo.
Disuelve, digo, el cuerpo perfecto, que es de su misma naturaleza; pues
este agua es amigable y concordante con los metales, blanqueando al sol
porque contiene en sí misma plata viva blanca o pura.
2
Y a partir de esto podéis extraer un gran arcano, a saber, un agua
de antimonio saturnino, mercurial y blanca; a fin de que pueda blanquear
al sol, no quemando, sino disolviendo, y congelándose después
hasta la consistencia o semejanza de la crema blanca. Por tanto, dice
el filósofo, este agua que el cuerpo sea volátil, porque
después de que ha sido disuelta en ella, y enfriado, asciende arriba
y nada sobre la superficie del agua. Toma, dice él, oro crudo en
láminas, o calcinado con mercurio, y ponlo en nuestro vinagre,
hecho de antimonio saturnino, mercurial, y sal amoníaco, en un
ancho recipiente de vidrio, de cuatro pulgadas de alto o más; pónlo
a un calor moderadro, y en poco tiempo verás elevarse un licor,
como si fuera aceite nadando por encima, muy parecido a una espuma. Recoge
éste con una cuchara o una pluma mojándola en él;
y hazlo muchas veces al día hasta que no se eleve nada más;
evapora el agua con un calor suave, i.e., l vinagre, y quedará
la quinta esencia, potestades y poderes del oro en la forma de un aceite
blanco incombustible. En este han situado los filósofos sus más
grandes secretos; es extremadamente dulce, y de gran virtud para aliviar
los dolores de las heridas.
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La suma, pues, de este secreto antimonial, es que conocemos cómo
extractar o extraer por él la plata viva que no quema, fuera del
cuerpo de la Magnesia, y ésta es el antimonio, y un sublimado mercurial.
Esto es, debes extraer un agua viviente e incombustible, y después
congelarla, o coagularla con el cuerpo perfecto del sol, i.e., oro fino,
sin aleación; lo que se hace disolviendo a una naturaleza y sustancia
blanca de la consistencia de la crema, y hecha del todo blanca. Pero primero
este sol, por putrefacción y resolución de este agua, perderá
toda su luz y brillantez y se volverá oscuro y negro; después
ascenderá por encima del agua, y poco a poco nadará sobre
ella, en una sustancia de color blanco. Y este es el blanqueo del latón
rojo para sublimarlo filosóficamente, y reducirlo a su primera
materia; a saber, a un azufre blanco incombustible, y a una plata viva
fija. Así el cuero perfecto del sol reasume la vida en este agua;
es revivido, inspirado, crece y es multiplicado en su especie, como lo
son todas las otras cosas. Pues en este agua sucede que el cuerpo compuesto
de dos cuerpos, a saber de sol y de luna, es hichado, engrosado, se pudre,
se eleva, y se incrementa recibiendo una naturaleza y una sustancia vegetal
animada.
4
Nuestro agua o veinagre, antes mencionado, es también el viangre
de las montañas, i.e. del sol y de la luna, y por tanto se mezcla
con el oro y la plata, y se apega a ellos perpetuamente; y el cuerpo recibe
de este agua una tintura blanca, y brilla con resplandor inestimable.
Quien, por tanto, sabe cómo convertir o cambiar el cuerpo en un
oro blanco medicinal, puede fácilmente por el mismo oro blanco,
cambiar todos los metales imperfectos en la plata mejor y más fina.
Y este oro blanco es llamado por los filósofos "Luna alba
philosophorum, argentum vivum album fixum, aurum alchymiae, y fumus albus":
y por tanto, sin este nuestro vinagre antimonial no puede hacerse el aurum
album de los filósofos. Y porque en nuestro vinagre hay una sustancia
doble de argentum vivum, la una del antimonio, y la otra del mercurio
sublimado, da un doble peso y sustancia de plata viva fija, y también
aumenta ahí su color nativo, el peso, la sustancia y la tintura.
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Nuestra agua disolvente lleva por tanto consigo una gran tintura, y una
gran fusión y disolución; porque cuando siente el fuego
vulgar, si estuvieran en ella los cuerpos puros y finos del sol o de la
luna, inmediatamente los funde, y los convierte en su sustancia blanca
tal como ella es, y da al cuerpo color, peso y tintura. En ella hay también
un poder de licuar o fundir todas las cosas que pueden ser fundidas
o disueltas; es un agua ponderosa, viscosa, preciosa y merecedora de ser
estimada, que resuelve todos los cuerpos crudos en su materia primera,
o prima materia, a saber en una tierra y un polvo viscoso; esto es, en
azufre y argentum vivum. Si por tanto pones en este agua láminas,
limaduras, o cal de cualquier metal, y lo dejas a fuego suave por algún
tiempo, el metal se disolverá, y se convertirá en un agua
viscosa, o aceite blanco, como se dijo anteriormente. Así pues,
molifica el cuerpo, y lo prepara para la licuefacción; sí,
hace todas las cosas fusibles, a saber, piedras y metales, y después
le da espíritu y vida. Y disuelve todas las cosas con una solución
admirable, transmutando el cuerpo perfecto en una medicina fusible, fundente
y penetrante, más fija aún, y aumentada en peso y color.
6
Trabaja por tanto con ella, y obtendrás de ella lo que deseas,
pues es el espíritu y el alma del sol y de la luna; es el aceite,
el agua disolvente, la fuente, el Balneum Mariae, el fuego praeternatural,
el fuego húmedo, el fuego secreto, escondido e invisible. Es también
el vainagre más acre, respecto al cual un antiguo filósofo
dice: Imploré al Señor, y El me mostró un agua pura
y clara, que supe que era vinagre puro, alterante, penetrante y digiriente.
Un vinagre, digo, penetrante, y el instrumento moviente para pudrir, reolver
y reducir el oro y la plata a su prima materia o materia prima. Y es el
único agente en el universo, que es capaz en este arte de reincrudar
los cuerpos metálicos con la conservación de sus especies.
Es por consiguiente el único medio apto y natural, por el que deberíamos
resolver los cuerpos perfectos del sol y de la luna, pr una disolución
maravillosa y solemne, con la conservación de las especies, y sin
destrucción alguna, salvo que sea a una generación o forma
nueva, más noble y mejor, a saber, en la piedra filosofal perfecta,
que es su maravilloso secreto arcano.
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Ahora bien, este agua es una cierta sustancia media, clara como la plata
fina, que debe recibir las tinturas de l sol y de la luna, de modo que
pueda congelarse, y cambiarse a una tierra blanca y viviente. Pues este
agua necesita de los cuerpos perfectos, de modo que con ellos, después
de la disolución, pueda congelarse, fijarse y coagularse en una
tierra blanca. Así esta solucion es también su coagulación;
pues ellas tienen una y la misma operación, porque uno se disuelve,
el otro se congela, y no hay ningún otro agua que pueda disolver
los cuerpos, sino aquella que reside con ellos en la materia y en la forma.
No puede hacerse permanente salvo que sea de la naturaleza de los
cuerpos, de modo que sean hechos uno. Cuando por consiguiente veas al
agua coagularse con los cuerpos en ella disueltos, estate seguro que tu
conocimiento, tu modo de trabajar, y el trabajo mismo son verdaderos y
filosóficos, y que lo has hecho correctamente de acuerdo con el
arte.
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Ves por tanto que la naturaleza ha de ser enmedada por su propia naturaleza
semejante; esto es, el oro y, la plata han de ser exaltados en nuestra
agua , así como nuestra agua también con estos cuerpos;
agua que es llamada el medio del alma, sin la que nada he de hacerse en
este arte. Es un fuego vegetal, mineral y animal, que conserva los espíritus
fijos del sol y de la luna, pero destruye y conquista sus cuerpos; pues
destruye, trastorna, y cambia los cuerpos y las formas metálicas,
haciéndoles no ser cuerpos sino un espíritu fijo. Y los
convierte en una sustancia húmeda, suave y fluída, que tiene
ingreso y poder para entrar en otros cuerpos imperfectos, y para mezclarse
con ellos en sus partes más pequeñas , y para teñirlos
y hacerlos perfectos. Pero esto no lo podían hacer los cuerpos
perfectos mientras permanecían en sus formas o cuerpos metálicos,
que eran secos y duros, por lo que no podían tener entrada en otras
cosas, a fin de teñir y hacer perfecto lo que antes era imperfecto.
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Es necesario por tanto convertir los cuerpos de los metales en una sustancia
fluída; pues toda sustancia teñirá mil veces más
en una sustancia suave y líquida , que cuando está en una
seca, como resulta claramente evidente en el azafrán. Por tanto,
la transmutación de los metales imperfectos es imposible de hacer
por los cuerpos perfectos, mientras están secos y duros, razón
por la cual han de ser llevados de vuelta a su primera materia, que es
suave y fluída. Resulta por tanto que su humedad ha de revertir
de modo que pueda revelarse el tesoro escondido. Y ésta es llamada
la reincrudación de los cuerpos, que es digerirlos y ablandarlos,
hasta que pierdan su sustancia o forma dura y seca; porque aquello que
está seco no entra en, ni tiñe cosa alguna excepto su propio
cuerpo, ni puede teñir , salvo que sea teñido; porque, como
dije anteriormente, una materia espesa, seca y terrestre, no penetra ni
tiñe, y en consecuencia, porque no puede entrar o penetrar, no
puede hacer alteración alguna en la materia a ser alterada. Es
por esta razón que el oro no colorea , hasta que su espíritu
o escondido es extraído fuera de sus entrañas por ésta,
nuestra agua blanca, y se hace en conjunto una sustancia espiritual, un
vapor blanco, un espíritu blanco, y un alma maravillosa.
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Nos corresponde por tanto por nuestra agua atenuar, alterar y ablandar
los cuerpos perfectos, a saber el sol y la luna, a fin de que puedan mezclarse
con otros cuerpos imperfectos. Por esto si no tuvieramos beneficio por
esta nuestra agua antimonial, que la de que volviera a los cuerpos blandos,
más sutiles, y fluídos, de acuerdo con la propia naturaleza
de ella, sería suficiente. Pero más que eso, devuelve a
los cuerpos a su azufre y mercurio originales, a fin de que de ellos podamos
hacer posteriormente en un corto tiempo, en menos de una hora, esa molienda
de arriba que la naturaleza estuvo haciendo mil años bajo el suelo,
en las minas de la tierra, lo que es una obra casi milagrosa.
11
Y por tanto nuestro secreto último, o más elevado es, por
esta agua, hacer a los cuerpos volátiles, espirituales, y una tintura
, tiñiente, que pueda tener ingreso o entrada en los cuerpos; pues
hace que los cuerpos sean meramente espíritu, porque reduce los
cuerpos duros y secos, y los prepara para la fusión, derritiendolos
o disolviéndolos; esto es, los convierte en un agua permanente
o fija. Y así hace de los cuerpos un aceite sumamente precioso
y deseable que es la verdadera tintura, y el agua fija blanca permanente,
de naturaleza cálida y húmeda, o mas bien moderada, sutil,
fusible como la cera, que penetra, se hunde, tiñe, y hace la obra
perfecta. Y este nuestro agua disuelve los cuerpos inmediatamente ( como
el sol y la luna) y los convierte en aceites incombustible, que puede
entonces mezclarse con otros cuerpos imperfectos. También convierte
los cuerpos en la naturaleza de una sal fusible a la que los filósofos
llaman "sal alebrot philosophorum", mejor y más noble
que ninguna otra sal, siendo en su propia naturaleza fija y no sujeta
a desvanecerse en el fuego. Es un aceite en verdad , de naturaleza cálida,
sutil, penetrante, que se hunde a través y entra en los cuerpos;
es llamado el elixir grande o perfecto, y el secreto escondido de los
sabios investigadores de la naturaleza. Aquel que por tanto conozca esta
sal del sol y de la luna, y su generación y preparación,
y sepa después cómo mezclarla, y hacerla homogénea
con otros cuerpos imperfectos, él en verdad conoce uno de los más
grandes secretos de la naturaleza, y la única vía que conduce
a la perfección.
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Estos cuerpos, así disueltos por nuestra agua, son llamados plata
viva, la cual no está sin su azufre, ni el azufre sin la fijeza
del sol y la luna; porque el sol y la lna son medios particulares,
o medios a través de cuya forma pasa la naturaleza en el perfeccionamiento
o cumplimiento. Y esta plata viva es llamada nuestra sal estimada y valiosa,
estando animada y preñada, y nuestro fuego, pues no es sino fuego;
y sin embargo no es fuego, sino azufre; y no solo azufre, sino también
hidrargirio extraído del sol y de la luna por nuestra agua, y reducido
a una piedra de gran precio. Es decir, que es una materia o sustancia
del sol y de la luna, o de la plata y el oro, alterada desde la vileza
a la nobleza . Ahora debéis advertir que este aufre blanco
es el padre y la madre de los metales; es nuestro mercurio, y el mineral
del oro; también el alma, y el fermento; sí, la virtud mineral,
y el cuerpo viviente; nuestro azufre, y nuestro hidrargirio; esto es,
azufre de azufre, hidrargirio de hidrargirio, y mercurio de mercurio.
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La propiedad de nuestra agua es, por consiguiente, que derrite o disuelve
al oro y la plata, e incrementa su tintura o color nativo. Pues cambia
sus cuerpos , de ser corporales, en espiritualidad; y es este agua que
convierte los cuerpos , o sustancia corporal, en un vapor blanco, la que
es un alma que es blancura en sí misma, sutil, cálida y
llena de fuego. Este agua también es llamada la piedra tiñiente
o que hace del color de la sangre, siendo la virtud de la tintura espiritual,
sin la que nada puede hacerse; y es el sjeto de todas las cosas que pueden
derretirse, y de la licuefacción misma, que concuerda perfectamente
y se une estrechamente con el sol y la luna de los que nunca puede separarse.
Pues se une en afinidad al oro y a la plata, pero más inmediatamente
al oroque a la plata, pero más inmediatamente al oro que a la plata,
de lo que habéis de tomar especial nota. Es llamada también
el medio de unir las tinturas del sol y de la luna con los metales inferiores
o imperfectos; pues convierte los cuerpos en la verdadera tintura, para
teñir a los otros metales imperfectos, ya dichos; es también
el agua que blanquea, pues es blancura ella misma, y que revivifica, pues
es un alma; y por consiguiente, como dice el filósofo, entra rápidamente
en su cuerpo.
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Pues es un agua viviente que viene a humedecer la tierra, a fin de que
pueda germinar, y en su debida estación producir mucho fruto; pues
todas las cosas que brotan de la tierra son cubiertas por el rocío
y la humedad; es el agua procedente del rocío de mayo que limpia
los cuerpos y como lluvia los penetra, y hace un solo cuerpo a partir
de dos cuerpos. Este Aqua Vitae o agua de vida, estando correctamente
ordenada y dispuesta con el cuerpo, lo blanquea y lo convierte o cambia
en su color blanco , pues este agua es un vapor blanco , y por tanto el
cuerpo es blanqueado con ella. Te corresponde por tanto blanquear el cuerpo,
y abrir sus pliegues, pues entre estos dos, esto es entre el cuerpo y
el agua, hay deseo y amistad, como entre el macho y la hembra, por la
proximidad y semejanza de sus naturalezas.
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Ahora bien, esta nuestra agua segunda y viva se llama "Azoth",
el agua que lava el latón, es decir, el cuerpo compuesto de sol
y de la luna por nuestra primera agua; es también llamada el alma
de los cuerpos disueltos, almas que hemos atado juntas ahora, para uso
del sabio filósofo. Cuán preciosa pues, y cuán gran
cosa es este agua; pues sin ella nunca podría hacerse o perfeccionarse
la obra; es llamada también el "vase naturae", el vientre,
la matriz, el receptáculo de la tintura, la tierra, la nodriza.
Es la fuente real en la que se bañan el rey la reina; y la madre
debe ser puesta en y sellada dentro del vientre de su infante; y este
es el sol mismo, que procedió de ella, y que ella engendró;
y por tanto ellos se han amado uno al otro como madre e hijo, y son conjuntados,
porque vienen de una misma raíz , y son de la misma substancia
y naturaleza. Y porque este agua es el agua de la vida vegetal, hace que
el cuerpo muerto vegete, crezca y brote, y se eleve de la muerte a la
vida, siendo primero disuelto y después sublimado. Y al hacer esto
el cuerpo se convierte en un espíritu, y el espíritu posteriormente
en un cuerpo; y entonces se hace la amistad, la paz, la concordia, y la
unión de los contrarios , a saber, entre el cuerpo y el espíritu,
que recíprocamente, o mutuamente, cambian sus naturalezas que reciben,
y comunican uno al otro a través de sus diminutas partes, de modo
que aquello que es caliente se mezcla con aquello que es frío,
lo seco con lo húmedo, y lo duro con lo blando; por cuyo medio,
se hace una mezcla de naturalezas contrarias, a saber de frío con
caliente, y de húmedo con seco, la más admirable unidad
entre enemigos.
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Nuestra disolución pues, de los cuerpos, que se hace así
en esta primera agua, no es otra cosa sino una destrucción o superación
de lo húmedo con lo seco, pues lo húmedo es coagulado con
lo seco. Pues la humedad está contenida bajo , terminada con ,
y coagulada en el cuerpo seco, es decir, en eso que es terrestre. Que
por tanto los cuerpos durosy secos sean puestos en nuestra primera agua
en una vasija, que cerrarás bien, y déjales residir ahí
hasta que se disuelvan , y asciendan arriba; entonces pueden ser llamados
un nuevo cuerpo, el oro blanco hecho por el arte, la piedra blanca , el
azufre blanco, ininflamable, la piedra paradisíaca, a saber, la
piedra que transmuta los metales imperfectos en plata blanca. Entonces
tenemos también el cuerpo, el alma y el espíritu juntos;
de los cuales, del espíritu y del alma se dice que no pueden extraerse
de los cuerpos perfectos, sino por la ayuda y conjunción de nuestra
agua disolvente. Porque es cierto, que las cosas fijas no pueden ser elevadas,
o hechas ascender, sino por la conjunción o ayuda de aquello que
es volátil.
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El espíritu, por tanto, por la ayuda del agua y del alma, es extraído
fuera de los cuerpos mismos, y el cuerpo es por tanto hecho espiritual;
pues en el mismo instante del tiempo, el espíritu, con el alma
de los cuerpos, asciende arriba a la parte superior , que es la perfección
de la piedra y es llamada sublimación. Esta sublimación
se hace por cosas ácidas, espirituales, volátiles, y que
son en su propia naturaleza sulfurosas y viscosas, que disuelven los cuerpos
y los hacen ascender, y ser cambiados en aire y espíritu. Y en
esta sublimación , una cierta parte de nuestra agua primera mencionada
asciende con los cuerpos, niéndose con ellos, ascendiendo y sublimándose
en una sustamcia compleja y neutra, que contiene la naturaleza de los
dos, a saber, la naturaleza de los cuerpos y del agua. Y por tanto es
llamado el compositum natural y espiritual, corjufle, cambar, ethelia,
zandarith, duenech el bueno; pero propiamente es llamadasolamente el agua
permanente o fija, porque no huye en el fuego, mas se adhiere perpetuamente
a los cuerpos mixtos o compuestos, esto es, el sol y la luna, y les comunica
la tintura viva, incombustible y sumamente fija, mucho más noble
y preciosa que la anterior que tenían esos cuerpos. Porque de aquí
en adelante esta tintura corre como aceite, corriendo a través
y penetrando los cuerpos, y dándoles su maravillosa fijeza; y esta
tintura es el espíritu, y el espíritu es el alma, y el alma
es el cuerpo. Pues en esta operación es hecho un espírtu
de una naturaleza sumamente sutil; y de nuevo, el espíritu es corporificado
y cambiado en la naturaleza del cuerpo, con los cuerpos, por lo que nuestra
piedra consiste de un cuerpo , un alma, y un espíritu.
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Oh Dios, cómo a través de la naturaleza , cambias un cuerpo
en espíritu!; : lo que podía hacerse , si el espíritu
no se incorporase con los cuerpos, y los cuerpos no se hiciesen volátiles
con el espíritu, y despues permanentes y fijos. Por esta razón
ellos han pasado del uno al otro,y, por la influencia de la sabiduria,
son convertidos el uno en el otro. Oh Sabiduría!, cómo haces
que el ror más fijo sea volátil y fugitivo, sí, aunque
por naturaleza sea la más fija de todas las cosas en el mundo.
Es necesario por tanto, disolver y licuar estos cuerpos con nuestra agua,
y convertirlos en un agua permanente o fija, un agua pura , dorada, dejando
en el fondo la materia grosera, terrestre , supérflua y seca. Y
en este sublimar, que convierte en puro y fino , el fuego debería
ser suave; pues si eneste sublimar con un fuego suave , los cuerpos no
se purifican , y las partes groseras y terrestres de éstos (notad
esto bien) no se separan de las impurezas de lo muerto, no seréis
capaces de perfeccionar la obra. Pues no necesitas más que la parte
fina y sutil de los cuerpos disueltos, que nuestra agua te dará,
si procedes con un fuego suave y lento, separando las cosas heterogeneas
de las cosas homogeneas, es decir las partes que no son de la misma naturaleza
de las que lo son.
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Este compositum , pues, tiene su mundifiación o limpieza por nuestro
fuergo húmedo, que disolviendo o sublimando aquellos que es puro
y blanco, arroja sus hece o inmundicia como un vomito voluntario, pues
en tal disolución y sublimación natural o ascensión,
hay un soltarse o desatarse de los elementos, y una limpieza y separación
de lo puro a partir de lo impuro. De modo que la sustatancia pura y blanca
asciende hacia arriba y la impura y terrestre permanece fija en el fondo
del agua y de la vasija. Esta debe ser retirada y apartada, porque no
es de valor ninguno , tomando solo la substancia blanca intermedia, fluyente,
y derretida o disuelta, rechazando la tierra feculenta, que permanece
abajo en el fondo. Estas heces fueron separadas parcialmente por el agua,
y son la basura y terra damnata , que no es de valor ninguno, ni puede
hacer un servicio tal como la materia clara, blanca, pura y neta, que
ha de tomarse completa y unicamente , y de la que ha de hacerse uso.
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Y contra esta roca cafareana, el barco del conocimiento, o arte del jóven
filósofo, se estrella a menudo, como me ocurrió a mí
también a veces, porque los filósofos en su mayor parte
hablan todo lo contrario. Es decir, que nada debe quitarse o separarse,
excepto la humedad, que es la negrura; lo que no obstante hablan y escriben
sólo para el imprudente , que, sin un maestro, lectura infatigable,
o súplicas humildes a Dios Todopoderoso, arrebataría el
vellocino de oro. Ha de observarse, en consecuencia, que esta separación,
división, y sublimación es sin duda la clave de toda la
obra.
21
Después de la putrefacción, pues, y disolución de
estos cuerpos, nuestros cuerpos también ascienden hasta el tope,
incluso hasta la superficie del agua disolvente, en una blancura de color,
cuya blancura es vida. Y en esta blancura, el alma antimonial y mercurial
es por concierto natural infundida en, y unida con, los espíritus
del sol y de la luna, lo que separa lo fino de lo grueso, y lo puro de
lo impuro. Esto es, elevado poco a poco, la parte fina y pura del cuerpo,
de las heces e impurezas, hasta que todas las parte puras son separadas
y ascendidas. Y en esta obra se completa nuestro trabajo de sublimación
natural y filosófica. Ahora bien, en esta blancura está
infusa el alma en el cuerpo, es decir, la virtud mineral, que es más
sutil que el fuego, siendo en verdad la quintaessentia y la vida, que
desea o ansía nacer de nuevo, y separar las contaminaciones y ser
despojada de sus heces groseras y terrestres, que ha tomado de su matriz
monstruosa, y del lugar corrupto de su origen. Y en esto está nuestra
sublimación filosófica, no es en el mercurio impuro, corrupto,
vulgar, que no tiene cualidades o propiedades como aquellas con las que
nuestro mercurio, extraído de sus caverna vitriólicas, es
adronado. Pero retornemos a nuestra sublimación.
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Es sumamente cierto, por tanto, en este arte, que esta alma extraída
de los cuerpos no puede hacerse ascender, sino añadiendo una materia
volátil, que es de su propia clase, por la que los cuepros serán
hechos volátiles y espirituales, elevándose, sutilizándose
y sublimándose, contrarios a su propia naturaleza, que es corporal,
pesada y ponderosa. Y por estos medios son descorporizados, o hechos sin
cuerpo, es decir, incorpóreos, y una quintaessentia de la naturaleza
de un espíritu, que es llamada "avis hermetis" y "mercurius
extractus" , extraída de na materia o sujeto rojo. Y así
las partes terrenales o terrestres permanecen abajo, o mas bien las partes
más groseras de los cuerpos, que no pueden ser llevadas a una perfecta
disolución por industria o ingenuidad alguna del hombre.
23
Y este vapor blanco, este oro blanco, es decir esta quintaessentia, es
también llamada la magnesia compuesta, que, como el hombre, contiene
o está compuesta de un cuerpo, un alma y un espíritu. Ahora
bien, el cuerpo es la tierra solar fija, que excede de la materia más
sutil, y que por la ayuda de nuestra agua divina es elevada o separada
con dificultad. El alma es la tintura del sol y de la luna, que procede
de la conjunción o comunicación de estos dos, es decir,
de los cuerpos del sol y de la luna, y el espíritu es el poder
mineral, o la virtude de los cuerpos y del agua, que lleva al alma, o
la tintura blanca, en o sobre los cuerpos, y tambié afuera de los
cuerpos, igual que las tinturas o colores de las telas teñidas
están en el agua puesta encima, y difundidas en y a través
de la tela. Y este espíritu mercurial es la cadena o lazo del alma
solar; y el cuerpo solar es ese cuerpo que contiene el espíritu
y el alma, teniendo el poder de fijarse en sí mismo, siendo unido
con la luna. El espíritu por tanto penetra, el cuerpo fija, y el
alma une, tiñe y blanquea. A partir de estos tres cuerpos conjuntamente
se hace nuestra piedra; es decir, sol , luna y mercurio.
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Por consiguiente, con esta nuestra agua dorada se extrae una sustancia
natural, que excede a todas las sustancias naturales; y por tanto, salvo
que los cuerpos sean rotos y destruidos, imbibidos, hecho sutiles y finos,
manejados frugal y diligentemente, hasta que sean abstraídos ,
o pierdan su grosería o sustancia sólida, y sean cambiados
en un espíritu sutil, toda nuestra labor será en vano. Y
salvo que los cuerpos sean hechos no cuerpos o incorpóreos, esto
es, convertidos en el mercurio filosófico, no hay regla del arte
encontrada todavía por la que trabajar. Y la razón es: porque
es imposible extraer de los cuerpos ese espíritu sumamente fino
y sutil, que tiene en sí la tintura, excepto que se resuelva antes
en nuestra agua. Disuelve pues los cuerpos en esta nuestra agua dorada,
y cuécelos hasta que toda la tintura sea extraída por el
agu, en un color blanco y un aceite blanco; y cuando veas esta blancura
sobre el agua, sabe entonces que los cuerpos están derretidos,
licuado o disueltos. Continúa entonces esta cocción, hasta
que surja la nube, oscura, negra y blanca, que ellos han concebido.
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Pon por lo tanto los cuerpos perfectos de los metales, es decir, el sol
y la luna, en nuestra agua en una vasija herméticamente sellada,
sobre un fuego suave, y digiere continuamente, hasta que sean resueltos
perfectamente en un aceite sumamente precioso. Dice Adfar: digiere con
un fuego suave, como si fuera para la incubación de pollitos, hasta
que los cuerpos se disuelvan , y sea extraida su tintura perfectamente
unida; notad bien esto. Pero no se extrae toda de una, sino que
se separa poco a poco, día a día , y hora a hora, hasta
que después de un largo tiempo, la solución de ello se completa,
y aquello que está disuelto en un agua viscosa y sumamente sutil,
y toda la tintura sea educida, en un color al principio negro, que es
el color de una verdadera disolución.
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Continúa entonces la digestión hasta que se convierta en
un agua blanca fija, pues siendo digerida en balneo, se volverá
después clara, y se hará al fin como plata viva común,
ascendienco por el esíritu por encima del agua primera. Cuando
veas ahí los cuerpos disueltos en la primera agua viscosa, sabe
entonces que se convierten en un vapor , y el alma es separada del cuerpo
muerto, y por sublimación son convertidos al orden de los esp'ritus
que velan en el aire; y ahí el cuerpo compuesto, hecho del macho
y la hembra, es decir , el sol y la luna, y de esa naturaleza sumamente
sutil, limpiada por sublimación, toma vida, y es hecho espiritual
por su propia humedad; esto es, por su propia agua; igual que un hombre
es sustentado por el aire, por lo que de aquí en adelante se multiplica
e incrementa en su propia especie, como lo hacen todas las demás
cosas. En tal ascensión, por consiguiente, y sublimación
filosófica, todos se unen uno con el otro, el nuevo cuerpo sutilizado,
o hecho vivo por el espíritu, vive milagrosamente o brota como
un vegetal.
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Por lo cual, salvo que los cuerpos sean atenuados, o hechos finos, por
el fuego y el agua, hasta que asciendan en un espíritu, y sean
hechos o se conviertan como agua y vapor o mercurio, trabajaréis
completamente en vano. Pero cuando surgen o ascienden, nacen o son
traídos en el aire o espíritu, y en el mismo son cambiados,
y hechos vida con vida, de modo que nunca pueden ser separados sino que
son agua mezclada con agua. Y por tanto, se dice sabiamente, que
la piedra nace del espíritu, porque es toda espiritual. Pues el
buitre mismo volando sin alas grita sobre la cima de la montaña,
diciendo, yo soy el blanco traído a partir del negro , y el rojo
traído a partir del blanco, el citrino y hijo del rojo; yo hablo
la verdad y no miento.
28
Te basta pues con poner los cuerpos dentro de una vasija y en el agua
de una vez por todas, y cerrar bien la vasija, hasta que se haga
de una vez la separación. A esto el artista oscuro lo llama conjunción,
sublimación, asación, extracción, putrefacción,
ligación, desponsación, sutilización, generación,
etc. .
29
Ahora puede perfeccionarse todo el magisterio. Trabaja como en la generación
del hombre y de todo vegetal; pon la semilla una vez en la matriz, y ciérrala
bien. Así verás que no necesitas muchas cosas, y que este
nuestro trabajo no requiere tantos gastos, pues no hay sino una piedra,
no hay sino una medicina, una vasija, un orden de trabajo, y una disposición
sucesiva al blanco y al rojo. Y aunque decimos en muchos lugares toma
esto y toma lo otro, sin embargo entendemos que no nos corresponde tomar
más que una cosa sola, y ponerle una vez en una vasija, hasta
que la obra se perfecciona. Pero estas cosas son establecidas así
por los filósofos oscuros para engañar al incauto, como
hemos hablado antes; pues, no es éste un "ars cabalística"
o un arte secreto y escondido? ; no es un arte lleno de secretos?; Y ,
crees tú, oh tonto, que enseñamos llanamente este secretos
de secretos, tomando nuestras palabras de acuerdo con su significado literal?
. Verdaderamente, yo te digo, que por lo que a mí respecta no soy
de ningún modo egoísta o envidioso como lo son los otros;
pero aquel que toma las palabras de los otros filósofos de acuerdo
con su signficado común, él ya, habiendo perdido la pista
de Adriadna del hilo,vaga en medio del laberinto, multiplica los errores,
y arroja su dinero para nada.
30
Y yo , Artefio, después de que me convertí adepto, y alcance
la sabiduría verdadera y completa, estudiando los libros del sumamente
fiel Hermes, el hablador de la verdad, fui a veces oscurecido igual que
otros lo fueron . Pero cuando por el espacio de mil años, o por
ahí cerca, que han pasado ahora sobre mi cabeza, desde el momento
en que nací hasta este día, por la sola bondad de Dios Todopoderoso,
por el uso de esta maravillosa quintaessentia; cuando digo, por un tiempo
tan largo, no encontré hombre alguno que hubiera encontrado u obtenido
este secreto hermético, por la oscuridad de las palabras de los
filósofos, siendo movido por una fuente generosa, y la integridad
de un hombre bueno, he determinado en estos últimos días
de mi vida, declarar todas las cosas verdadera y sinceramente, de modo
que no requieras nada para el perfeccionamiento de esta piedra de los
filósofos, excepto una cierta cosa, que no me es legal descubrir
a nadie, porque es o bien revelada o dada a conocer por Dios mismo, o
enseñada por algún maestro, la cual no obstante aquel que
pueda inclinarse a la investigación de ésta, puede fácilmente
aprenderla en este libro.
31
En este libro he escrito por tanto la verdad desnuda, aunque vestida o
disfrazada con unos poco colores; de modo sin embargo que todo hombre
bueno o sabio pueda felizmente tener aquellas deseables manzanas de las
Hespérides de este nuestro árbol de los filósofos.
Por lo cual sean dadas alabanzas al Dio Altísimo, que ha vertido
en nuestra alma su bondad; y a lo largo de una buena ancianidad, incluso
en un número de días casi infinito, ha llenado verdaderamente
nuestros corazones con su amor, en el cual, yo creo, abrazo, estimo, y
amo verdaderamente a toda la humanidad junta. Pero, para volver a nuestro
asunto: verdaderamente nuestra obra se ejecuta perfectamente; porque aquello
que está haciendo el calor del sol en cien años de la tierra,
nuestro fuego secreto, esto es, nuestra agua ígnea y sulfurosa,
que es llamado Balneum Mariae,lo hace , como ha menudo lo he visto, en
u tiempo muy corto.
32
Ahora bien, esta operación u obra no es una cosa de gran labor
para aquel que la conoce y entiende; ni es la materia tan cara, en consideración
de cuán poca cantidad resulta suficiente, que pueda hacer que hombre
alguno aparte su mano de ella. Es en verdad, una obra tan corta y fácil,
que puede llamarse un trabajo de mujer, y el juego de niños. Ves
pues ella, hijo mío, ofrece tus súplicas a Dios Todopoderoso;
sé diligente en buscar los libros de los instruidos en esta ciencia;
pues un libro abre el otro; piensa y medita estas cosas profundamente;
y evita todas las cosas que se desvanecen en el fuego o que no resistirían
el fuego, porque de esas cosas adustibles, perecederas y consumibles,
nunca puedes alcanzar la materia perfecta, que sólo se encuentra
en la digestión de nuestra piedra, extraída del sol y de
la luna. Pues por este agua le son dados a la materia infinitamente colo
y ponderosidad o peso; y este agua es un vapor blanco, que fluye como
un alma a través de los cuerpos perfectos, quitando completamente
de ellos su negrura e impurezas, uniendo los dos cuerpos, e incrementando
su agua. NI hay otra cosa que el Azoth, es decir esta nuestra agua, que
pueda tomar de los cuerpos perfectos del sol y de la luna su color natural,
haciendo blanco al cuepro rojo, de acuerdo con la disposición de
éste.
33
Hablemos ahora del fuego. Nuestro fuego, pues, es mineral, igual, contínuo;
no da humos, salvo que sea demasiado excitado, participa de azufre, y
se toma otras cosas distintas de la materia. Trastorna las cosas, disuelve,
congela , calcina y ha de encontrarse por el arte, o de una manera artificial.
Es una cosa compendio, conseguida sin coste o cargo, o al menos sin una
gran compra; es húmedo, vaporoso, digestivo, alterante, penetrante,
sutil, espirituoso, no violento, incombustible, circunspecto, continente,
y una sola cosa. Es también una fuente de agua viva, que circunvala
y contiene el lugar, en el que el rey a la reina se bañan; a través
de toda la obra este fuego húmedo es suficiente; en el comienzo,
medio y fin, porque en él consiste el arte entero. Este es el fuego
natural, que es sin embargo contra la naturaleza, no natural y que no
quema; y finalmente este fuego es caliente, frío , seco, húmedo;
medita en estas cosas, y procede directamente sin nada de una naturaleza
extraña. Si no entiendes estos fuegos , da oídos a lo que
todavía tengo que decir, no escrito todavía en libro alguno,
sino extraído de los más abstrusos y ocultos acertijos de
los antiguos.
34
Tenemos propiamente tres fuegos, sin los que nuestro arte no puede perfeccionarse;
y quienquiera que trabaje sin ellos se toma una gran cantidad de labor
en vano. El primer fuego es el de la lámpara, que es contínuo,
húmedo, vaporoso, espirituoso, y descubierto por el arte. Esta
lámpara debería serproporcionada al continente; en lo que
debes usar gran juicio, al que nadie puede alcanzar , sino aquel que puede
inclinarse a la investigación de éste. Pues, si este fuego
de la lámpara no se mesurase, o proporcionarse o ajustase debidamente
al horno, ocurrirá que , o bien por falta de calor no verás
los signos esperados, en sus tiempos limitados, pr lo que perderas tus
esperanzas y expectación por un retraso demasiado largo; o bien,
por causa de un calor excesivo, quemarás las "flores auri",
las flores doradas, y deplorarás por tanto tontamente tu gasto
perdido.
35
El segundo fuego es ignis cinerum, un calor de cenizas, en el que la vasija
herméticamente sellada es recluída, o enterrada; o mas bien
es ése, el más suave y gentil calor, que procediendo de
los vapores templados de la lámpara, rodea igualmente tu
vasija. Este fuego no es violento o forzante, excepto que sea demasiado
excitado o animado; es un fuego digestivo; alterante, y tomado de otro
cuerpo distintode la materia; no siendo sino uno, también húmedo,
y no natural.
36
El tercer fuego es el fuego natural del agua, que es también llamado
el fuego contra la naturaleza, porque es agua; y sin embargo hace un mero
espíritu del oro, lo que el fuego común no es capaz de hacer.
Este fuego es mineral, igual, y participa de azufre; trastorna o destruye,
congela, disuelve y calcina; es penetrante, sutil, incombustible y no
quemante, y es la fuente de agua vivaen la que el rey y la reina se bañana,
cuya ayuda necesitamos a través de toda la obra, a través
del comienzo, del medio y el fin. Pero, los otros dos, arriba mencionados,
no los tenemos siempre, sino sólo a veces. Al leer por tanto los
libros de los filósofos, une estos tres fuegos en tu juicio, y
entenderás sin duda los que hayan escrito de ellos.
37
Ahora, respecto a los colores: aquello que no se hace negro no puede hacer
blanco, porque la negrura es el comienzo de la blancura, y un signo de
putrefacción y alteración, y de que el cuerpo ahora es penetrado
y mortificado. A partir por tanto de la putrefacción en este agua,
aparece primero la negrura, como en un caldo en el que se cuece alguna
cosa sanguinolenta. En segundo lugar, la tierra negra es blanqueada por
digestión continua, porque el alma de los dos cuerpos nada sobre
el agua, como crema blanca; y en esta única blancura, todos los
espíritus se unen tanto, que nunca pueden huir uno del otro. Y
por lo tanto el latón debe blanquearse, y sus hojas desenrrollarse,
i.e., su cuerpo debe ser roto y abierto, porque si no trabajamos en vano.
Pues esta blancura es la piedra perfecta para la obra blanca, y un cuerpo
ennoblecido para tal fin; incluso la tintura de una gloria sumamente exuberante
, y una brillantez resplandeciente, que nunca se aparta del cuerpo una
vez que se une a él. Por lo cual debes fijarte aquí que
los espíritus no se fijan sino en el color blanco, que es más
noble que los otros colores, y ha de ser deseado más vehemente,
como si fuera el complemento o perfección de la obra.
38
Pues nuestra tierra se pudre y se vuelve negra; entonces se limpia en
la elevación o separación; posteriormente al ser secada,
su negrura se aparta de ella, y entonces se blanquea, y perece el dominio
femenino de la humedad y la oscuridad; entonces también el vapor
blanco penetra a través del nuevo cuepro, y los espíritus
son atados o fijados en la sequedad. Y aquello que es corruptor, deformado
y negro por la humedad, se desvanece; de modo que el nuevo cuerpo se eleva
de nuevo claro, puro, blanco, e inmortal, obteniendo la victoria sobre
todos sus enemigos. Y así como el calor actuando sobre aquellos
que es húmedo, causa o genera la negrura, que es el calor primario
o primero, así siempre por decocción, al trabajar cada vez
más calor, sobre aquello que está seco, genera la blancura,
que es el segundo color; y después trabajando sobre aquellos que
está pura y perfectamente seco, produce la citrinidad y la rojez;
todo esto por los colores. Debemos ser por tanto esa cosa que tiene su
cabeza roja y después blanca, pero sus pies blancos y después
rojos; y sus ojos de antemano negros, que esta cosa, digo, es la única
materia de nuestro magisterio.
39
Disuelve pues el sol y la luna en nuestra agua disolvente, que es familiar
y amigable, y la próxima en naturaleza en ellos; y es también
dulce y agradable para ellos, y como si fuera una matriz, una madre, un
origen, el comienzo y el fin de su vida. Esta es la razón por la
que son mejorados o enmendados en este agua, porque naturaleza semejante
se regocija con naturaleza semejante, y naturaleza semejante retiene naturaleza
semejante, estando unidos el uno al otro, en un verdadero matrimonio,
por el que son hechos una naturaleza, un nuevo cuerpo , elevado de nuevo
entre los muertos, e inmortal. Te corresponde por tanto unir la consanguineidad
o semejanza de clase, por la que estas naturalezas se encontrarán
y seguirán la una a la otra, se purificarán y generarán
, y harán regocijarse la una a la otra; porque la naturaleza semejante
es dispuesta por la naturaleza semejante, aquella que es la más
cercana y más amigable para ella.
40
Nuestra agua, pues, es la fuente más bela, querida y clara, preparada
solo para el rey y la reina, a quienes conoce muy bien, y ellos a ella.
Pues los atrae hacia sí, y habitan ahí por dos o tres días,
es decir, dos o tres meses, para lavarse con ella, por lo que son hechos
de nuevo jovenes y bellos. Y porque el sol y la luna tienen su origen
en este agua, su madre, es necesario por tanto que entren nuevamente en
ella, es decir, en la matriz de su madre, para que puedan regenerarse
y nacer de nuevo, y sean hechos más saludables, más nobles
y más fuertes. Si por tanto éstos no mueren y se convierten
en agua, permanecen solos o como eran y sin fruto; pero si mueren, y son
resueltos en nuestra agua, traen fruto cien veces; y de ese mismo lugar
en el que parecen perecer, de ahí parecerán ellos ser aquello
que no eran antes.
41
Que por tanto el espíritu de nuestra agua viviente sea, con todo
cuidado e industria , fijado con el sol y con la luna ; porque al ser
ellos convertidos en la naturaleza del agua se vuelven muertos , y aparecen
como los muertos; siendo revividos de aquí en adelante, se incrementan
y multiplican, como lo hacen toda clase de sustancia vegetales; es suficiente
pues disponer lo bastante la materia afuera, porque ella adentro se dispone
suficientemente para la perfección de su obra. Pues tiene en sí
misma una cierta e inherente moción, de acuerdo con la verdadera
vía y método, y un orden mucho mejor de lo que es posible
por hombre alguno inventar o pensar en ello. Es por esta causa que solo
necesitas preparar la materia, y la naturaleza misma la perfeccionará;
y si no es obstaculizada por cosa contraria alguna, ella no sobrepasará
su propia moción cierta, ni en concebir ni en generar, ni en dar
a luz.
42
Por lo cual , después de la preparación de la materia, que
por un calor o fuego excesivo no inflames el baño, o lo hagas demasiado
caliente; en segundo lugar, tén precaución , no sea que
el espíritu exhale, no sea que dañe al operador, es decir,
no sea que destruya la obra, e induzca muchas enfermedades, como problemas,
tristezas, vejación y descontento. A partir de estas cosas que
se han dicho, este axioma es manifiesto, es decir, que no puede conocer
el curso necesario de la naturaleza, en el hacer o generar los metales,
aquél que es ignorante del modo de destruirlos. Debes por tanto
unir aquellos que son de una consanguineidad y parentesco; pues las naturalezas
semejantes se encuentran o unen con sus naturalezas semejantes , y pudriéndose
, se mezclan y mortifican. Es del todo necesario, por tanto conocer esta
corrupción y generación, cómo las naturalezas se
abrazan una a la otra, y son llevadas a una fijeza en un fuego lento y
moderado; cómo las naturalezas semejantes se regocijan con las
naturalezas semejantes; y cómo se retienen la una a la otra, y
se convierten en una consistencia blanca.
43
Esta sustancia blanca , si quieres hacer roja, la debes cocer continuamente
en un fuego seco hasta que se rubifique, o se vuelva roja como la sangre,
que no es más que agua, fuego y verdadera tintura. Y así
por un fuego seco y contínuo, la blancura es cambiada, quitada
, perfeccionada, se hace citrina, y se digiere hasta que llega a un verdadero
color rojo y fijo. Y consecuentemente, cuanto más cocido es este
rojo en este fuego suavee, tanto más se aumenta en color y se hace
una verdadera tintura de perfecta rojez. Por lo que con un fuego seco,
y una calcinación seca, sin humedad alguna , debes cocer este compositum,
hasta que se invista de un color rojo sumamente perfecto, y entocnes será
el elixir verdadero y perfecto.
44
Si quieres multiplicar tu tintura, debes de nuevo resolver ese rojo, en
agua disolvente nueva y fresca, y después por cocciones primero
blanquea, y después rubifica de nuevo, por los grados del fuego,
reiterando el primer método de operar en esta obra. Disuelve, coagula,
y reitera el encierro, la apertura y la multiplicación en cantidad
y calidad a tu propio gusto. Pues por una nueva corrupción y generación,
se introduce una nueva moción. Por tanto, no podemos encontrar
nunca un fin si siempre trabajamos reiterando la misma cosa una y otra
vez, es decir, por solución y coagulación, con la ayuda
de nuestro disolvente, por la que disolvemos y congelamos, como hemos
dicho antes, en el comienzo de la obra. Así también se incrementa
la virtud de ésta y se multiplica tanto en cantidad como en calidad;
de modo que si después de un primer curso de la operación
obtienes un ciento, por una segunda vez tendrás mil veces, y por
una tercera un incremento de diez mil veces. Y prosiguiendo tu trabajo,
tu proyección llegará al infinito, tiñiendo verdadera
y perfectamente, y fijando la más grande cantidad sea cual fuere.
Así, por una cosa de fácil y poco precio, tienes tanto color,
como bondad y peso.
45
Nuestro fuego , pues, y el Azoth, son suficientes para tí; digiere,
reitera, disuelve, congela, y continúa este curso, de acuerdo con
lo que te guste, multiplicándola como creas bueno, hasta que tu
medicina se haga fusible como cera , y alcance la cantidad y bondad o
fijeza y color que deseas. Este es entonces nuestro cumplimiento de toda
la obra de nuestra segunda piedra es decir de la segunda obra de nuestro
magisterio ( observa esto bien) , que tomas el cuerpo perfecto y lo pones
en nuestra agua en una vesícula de vidrioo cuerpo bien cerrado,
no sea que el aire entre adentro, o la humedad encerrada se salga. Mantenlo
en digestión en un fuego suave, como si fuera un balneum, y continúa
asiduamente la operación u obra sobre el fuego, hasta que la digestión
o cocción sea perfecta. Y mantenlo en esta digestión de
un fuego suave hasta que se pudra y resuelva en una negrura, y se extraiga
y sublime por el agua, y sea por esto limpiado de toda negrura e impureza,
de modo que pueda ser blanco y sutil. Hasta que llegue a la ultima o más
elevada pureza de sublimación, y la más extrema volatilidad,
y se haga blanco tanto dentro como fuera; pues el buitre volando en el
aire sin alas, grita, que pueda llegar arriba de la montaña, que
está sobre las aguas, sobr el que nace el "spiritus albus"
o espíritu de la blancura. Continúa todavía con fuego
adecuado, y ese espíritu , que es el ser sutil del cuerpo y del
mercurio , ascenderá sobre la cima de la agua, quintaessentia que
e s más blanca que la nieve caída. Continua aún
todavía, y hacia el final incrementa el fuego, hasta que toda la
sustancia espiritual ascienda al tope. Y sabe bien, que cualquier cosa
que sea clara, blanca, pura, espiritual, asciende en el aire hasta el
tope del agua en la sustancia de un vapor blanco al que los filósofos
llaman su leche de virgen.
46
Debería ser, por tanto, como dijo una de las Sibilas, que el hijo
de la virgen sea exaltado de la tierra, y que la quintaessentia blanca
después de su elevación de la tierra muerta, sea elevada
hacia el cielo; permaneciendo lo grosero y espeso, en el fondo de la vasija
y del agua. Posteriormente, enfriada la vasija, encontrarás en
el fondo, heces negras, abrasadas y quemadas, que separarás del
espíritu y la quintaessentia de la blancura, y arrojarás.
Entonces descenderá sobre la nueva tierra la plata viva de nuestro
aire y espíritu , que se llama plata viva sublimada por aire o
espíritu, de donde se hace un agua viscosa, pura y blanca, que
es la verdadera tintura separadas de todas sus heces negras; y nuestro
bronce o latón se prepara con nuestra agua, y es purificado y llevado
a un color blanco. Cuyo color blanco no se obtiene sino por cocción
y coagulación del agua; digiere por tanto continuamente, lava la
negrura del latón, no con tus manos, sino con la piedra, o el fuego,
o nuestra segunda agua mercurial que es la verdadera tirntura. Esta separación
de lo puro y lo impuro no se hace con las manos, sino que la naturaleza
misma la hace, y la lleva a la perfección por una operación
circular.
47
Resulta pues, que este compositum no es una obra de las manos, sino un
cambio de las naturalezas; porque la naturaleza se disuelve y se une,
se sublima y se eleva, y se vuelve blanca, estando separada de las heces.
Y en una sublimación así se juntan las partes más
sutiles, puras y esenciales; pues la naturaleza o propiedad ígnea
eleva las partes sutiles, separa siempre lo más puro, dejando lo
más grosero en el fondo. Por lo cual tu fuego debería ser
un vapor suave y continuo, con el que sublimas, afin de que la materia
pueda llenarse con el espíritu del aire, y vivir. Pues naturalemnte
todas las cosas toman vida de la inhalación del aire; y así
también nuestro magisterio recibe dentro el vapor o espíritu,
por la sublimación del agua.
48
Nuestro bronce o latón, pues, ha de ascender por los grados del
fuego, pero por su propio acuerdo, libremente y sin violencia; salvo que
el cuerpo por tanto, sea roto por el fuego y el agua, o disuelto y atenuado,
hasta que ascvienda como un espíritu, o trpe como plata viva, o
más bien como el alma blanca , separada del cuerpo, y sea por sublimación
dilatado y llevado en un espíritu , nada puede hacerse. Pero cuando
asciende a lo alto, nace en el aire o esp'íritu, y se cambia en
espíritu; y se vuelve vida con vida, siendo solo espiritual e incorruptible.
Y es por una operación así que el cuerpo se hace espíritu,
de una naturaleza sutil, y el espíritu es incorporado con el cuerpo,
y hecho uno con él; y por tal sublimación, conjunción,
y elevación, el total, tanto cuerpo como espíritu, se hace
blanco.
49
Esta sublimación filosófica y natural es por tanto necesaria;
ella hace la paz entre, o fija, el cuerpo y el espíritu, lo que
es imposible hacer de otro modo que no sea en la separación de
estas partes. Te corresponde por tanto sublimar ambos, a fin de que lo
puro pueda ascender, y lo impuro y terrestre pueda descender, o dejarse
al fondo, en la perplejidad de un mar agitado. Y por esta razón
debe dirigirse contínuamente, a fin de que pueda llevarse a una
propiedad sutil, y el cuerpo pueda asumir, y atraer hacia sí
al alma mercurial blanca, a la que retiene naturalmetne, y no sufre el
ser separado de ella, porque es semejante a ella en la cercanía
de la naturaleza primera, pura y simple. Por estas cosas es necesario
hacer una separación por digestión, hasta que ya no quede
nada más de la pureza del alma que no haya sido ascendida o exaltada
a la parte más alta, por lo cual ambos serán reducidos
a una igualdad de propiedades, y a una blancura pura y simple.
50
El buitre volando a través del aire, y el sapo arrastrandose sobre
el suelo, son los emblemas de nuestro magisterio. Cuando por tanto suavemente
y con mucho cuidado, separes la tierra del agua, esto es del fuego, y
lo fino de lo espeso, entonces aquello que es puro se separará
de la tierra, y ascenderá a la parte superior, como si fuera en
el cielo, y lo impuro descenderá abajo, como hacia la tierra. Y
la parte más sutil en el lugar superior tomará sobre sí
la naturaleza de un espíritu, y aquella en el lugar inferior, la
naturaleza de un cuerpo terrestre.Por tanto, que se haga ascender la propiedad
blanca con la parte más sutil del cuerpo, por esta operación,
dejando las heces detrás, lo que se hace en un corto tiempo. Pues
el alma es ayudada por su asociado y compañero, y perfeccionada
por él. Mi madre, dice el cuerpo, me ha engendrado, y por mí
ella misma es engendrada; ahora, despue's de que yo he tomado de ella
su vuelo, ella, de una manera admirable, se vuelve generosa y nutriente,
y fomenta al hijoque ha engendrado , hasta que llega a una edad madura
o perfecta.
51
Escucha ahora este secreto: mantén el cuerpo en agua mercurial,
hasta que ascienda con el alma blanca, y la parte terrestre descienda
al fondo, la cual es llamada la tierra residente. Entonces verás
al agua coagularse con el cuerpo, y estate seguro de que el arte es verdadero;
porque el cuerpo coagula la humedad en sequedad, igual que el cuajo de
un cordero o ternero convierte la leche en queso. Del mismo modo el espíritu
penetra en el cuerpo, y se mezcla perfectamente con él en sus átomos
más pequeños, y el cuerpo atrae hacia sí su humedad,
es decir, su alma blanca, igual que el imán atrae al hierro, por
la cercanía y semejanza de su naturaleza; y entonces uno contiene
al otro. Y esta es la sublimación y coagulación, que retiene
toda cosa volátil, haciéndola fija para siempre.
52
Esta compositum pues, no es una cosa mecánica, o una obra de las
manos, sino, como dije, un cambio de las naturalezas; y una conexión
maravillosa de lo frío con lo caliente, y de lo húmedo con
lo seco; lo caliente se mezcla con lo frío, y lo seco con
lo húmedo: por este medio se hace la mezcla y la conjunción
de cuerpo y espíritu, que es llamada una conversión de espíritus
y naturalezas contrarias, porque por tal disolución y sublimación,
el espíritu se convierte en cuerpo y el cuerpo en un espíritu.
De modo que estando mezcladas las dos naturalezas, y reducidas en
una, se cambian una a la otra; y así como el cuerpo corporifica
al espíritu, o lo cambia en un cuerpo, así el espíritu
convierte al cuerpo en un espíritu tiñiente y blanco.
53
Por lo caual digo por ultima vez, digiere el cuerpo en nuestra alma blanca,
es decir , el mercurio, hasta que se disuelva en negrura, y después,
por digestión continua, que se le prive de la misma negrura, y
el cuerpo así disuelto ascenderá o se elevará al
cabo del tiempo con un alma blanca. Y entonces el uno se mezclará
con el otro, y así se abrazarán el uno al otro de modo que
no será posible separarlos nunca más, sino que el espíritu,
con un acuerdo real, se unirá con el cuerpo, y hará una
sustancia permanente o fija. Y esta es la solución del cuerpo,
y la coagulación del espíritu que tienen una y la misma
operación. Quien sabe por tanto cómo unir los principios,
o dirigir la obra, impregnar, mortificar, pudrir, generar, vivificar las
especies, hacerlo blanco, limpiar al buitre de su negrura y oscuridad,
hasta que es purgado por el fuego y teñido , y purificado de todas
sus manchas, será el poseedor de un tesoro tán grande que
incluso los reyes le venerarán.
54
Por lo cual, que nuestro cuerpo permanezca en el agua hasta que se disuelva
en un polvo sutil en el fondo de la vasija y del agua, al que se llama
las cenizas negras; ésta es la corrupción del cuerpo que
es llamada por los filósofos o sabios "Saturnus plumbum philosophorum",
y pulvus discontinuatus, es decir, saturno, latón o bronce,
el plomo de los filósofos, el polvo disfrazado. Y en esta putrefacción
y resolución del cuerpo, tres signos aparecen, a saber, un color
negro, una discontinuidad de las partes, y un olor hediondo, no muy diferente
del olor de una sepultura donde están enterrados cuerpos muertos.
Estas cenizas son por tanto aquellas de la que los filósofos han
hablado tanto, que permanecían en la parte inferior de la vasija,
y a las que no deberíamos infravolar o despreciar; en ellas está
la diadema real , y la plata viva y sucia, que debería limpiarse
de su negrura, por una digestión continua en nuestra agua , hasta
que se eleve por encima en un color blanco, que es llamado el ganso, y
el Pájaro de Hermes. Aquel por tanto que hace negra a la tierra
roja, y la vuelve después blanca, ha obtenido el magisterio. También
aquel que mata al vivo, y resucita al muerto. Por tanto, haz al negro
blanco, y al blanco rojo, y perfeccionas la obra.
55
Y cuando veas aparecer la verdadera blancura, que brilla como una espada
reluciente, o plata pulida, sabe que en esa blancura está escondida
la rojez. Pero entonces ten cuidado de no sacar esa blancura fuera del
recipiente, sino solo digerirla hasta el fin, a fin de que, con calor
y sequedad, pueda asumir un color limón, y una rojez sumamente
bella. La cual, cuando la veas, da alabanzas y gracias a Dios, grande
y bueno, que da sabiduría y riquezas a quienquiera que El gusta,
y las aparta de acuerdo con la maldad de una persona . A El, digo, El
Más Sabio y Todopoderoso Dios, sea la gloria por los siglos de
los siglos. Amén.
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