Etimología V
De Angelis

San Isidoro de Sevilla

San Isidoro de Sevilla (570-636). Obispo, Doctor de la iglesia, su obra laica y teológica abarca desde la medicina hasta la angelología siendo muy conocida su clasificación angélica. El saber de San Isidoro fue universal y abarcó todas las materias de las ciencias y las letras. Su erudición lo llevó a crear el primer buscador temático en sus 20 libros "De los orígenes", llamado también a posteriori "De las etimologías". Escribió el primer "Diccionario enciclopédico universal".


1. Ángeles se llaman en griego, en hebreo malachoth, y en latín nuncios (mensajeros), porque anuncian a los pueblos la voluntad del Señor.

2. El nombre de los ángeles se refiere a su oficio, no a su naturaleza. En efecto, siempre son espíritus; pero cuando son enviados se llaman ángeles (enviados).

3. La licencia de los pintores les ha puesto alas para representar su rapidez en todo lo que se les encomienda; del mismo modo que en las fábulas de los poetas se dice que los vientos tienen alas, pero es por su velocidad. Por eso la sagrada Escritura dice (Salmo 104,3): “El que camina sobre las alas de los vientos”

4. Nueve atestiguan las sagradas Escrituras que son los órdenes de los ángeles; a saber: ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, virtudes, principados, potestades, querubines y serafines.

5. Ángeles se llaman porque son enviados de los cielos para anunciar a los hombres. En efecto, en griego se dice ángel y en latín nuncio (enviado a anunciar).

6. Los arcángeles se interpretan en lengua griega como los más altos nuncios. Pues los que anuncian cosas pequeñas o muy pequeñas, se llaman ángeles; pero los que anuncian las cosas más grandes, arcángeles. Son llamados arcángeles porque tienen el primado entre los ángeles. Pues arcoV (arjós) en griego, se interpreta en latín como príncipe, bajo cuyas órdenes se le asignan las funciones a cada uno de los ángeles.

7. Pues el que los arcángeles dirigen a los ángeles, lo atestigua Zacarías diciendo (2,3): “He aquí que el ángel que hablaba en mí salía, y otro ángel salía a su encuentro y le decía: Corre, habla a este siervo* diciéndole: sin muro será habitada Jerusalén”.

*En todas las lenguas se da nombre de niños o mozos a los esclavos y criados.

8. Si en efecto en los mismos oficios de los ángeles las potestades superiores no mandaran sobre las inferiores, de ningún modo el hombre hubiese sabido por el ángel lo que tenía que decirle el ángel al hombre*.
*Se refiere al texto de Zacarías.

9. Algunos de los arcángeles se llaman con nombres propios, de manera que por sus mismos nombres se designa cuál es el significado de su función.

10. El nombre hebreo Gabriel se traduce a nuestra lengua “Fortaleza de Dios”. En efecto, para las misiones en que se manifiesta la divina potencia o la fuerza de Dios, es enviado Gabriel.

11. De ahí que el momento en que había de nacer el Señor y triunfar sobre el mundo, vino Gabriel a María para anunciar a aquel que se dignó venir humilde a combatir las potestades celestes.

12. Miguel se interpreta “¿Quién como Dios?” En efecto, cuando se hace en el mundo algo de admirable virtud, ahí es enviado este arcángel. Y de su misma obra se extrae su nombre, porque nadie es capaz de hacer lo que puede hacer Dios.

13. Rafael se interpreta “Curación o Medicina de Dios”. En efecto, dondequiera que haya necesidad de medicina o curación, ahí es enviado este arcángel por Dios, y por eso es llamado “Medicina de Dios”.

14. De ahí que enviado este mismo arcángel a Tobías, proporcionó la curación para sus ojos, y ahuyentándole la ceguera, le restituyó la vista. Así por la interpretación del nombre se designa el oficio del ángel.

15. Uriel es interpretado “Fuego de Dios”, tal como leemos que apareció el fuego en la zarza. Leemos también que el fuego fue enviado desde arriba y llenó lo que estaba mandado.

16. Los tronos y las dominaciones, los principados, las virtudes y las potestades, con los que el Apóstol abarca toda la corte celestial, se entienden como órdenes y dignidades de los ángeles; y en razón de esta misma distribución de los oficios, unos son llamados tronos, otros dominaciones, otros principados, otros potestades, en función de las dignidades concretas con que se distinguen entre sí.

17. Se dice que las virtudes angélicas son  ciertos ministerios por medio de los cuales se hacen en el mundo los milagros y portentos. Por eso se llaman Virtudes.

18. Potestades son aquellos a los que están sometidas las potencias adversas, y por eso se llaman con el nombre de Potestades, porque los espíritus malignos son contenidos por su potestad, para que no dañen al mundo tanto como desean. 

19. Los Principados son los que dirigen los ejércitos de los ángeles. Que por disponer de ángeles como súbditos para cumplir el divino ministerio, recibieron el nombre de Principados. Pues unos son los que están a su servicio, otros los que asisten, como se dijo por Daniel (7,10): “Miles de miles le servían, y millones le asistían.

20. Dominaciones son los que están por encima también de las Virtudes y los Principados, que se llaman Dominaciones porque dominan a los demás ejércitos de ángeles. 

21. Tronos son los ejércitos de ángeles que en lengua latina se llaman sedes; y se llaman Tronos porque está al frente de ellos el Creador que a través de ellos dispone los juicios.

22. Los Querubines ostentan también ellos las más altas potestades del cielo y los ministerios angélicos; traducido su nombre del hebreo a nuestra lengua significa “la multitud o el ejército de la ciencia”. Son en efecto los más elevados ejércitos de los ángeles, que a causa de que estando situados más cerca de la ciencia divina están más llenos de ella que los demás, por eso se llaman Querubines, es decir “plenitud de la ciencia”.

23. Estos mismos son los dos animales hechos de metal que están sobre el propiciatorio del arca, para significar la presencia de los ángeles, en medio de los cuales se muestra Dios.

24. Los Serafines son igualmente una multitud de ángeles que al traducirlos del hebreo al latín se interpretan como ardientes o encendidos. Y se les llama ardientes porque entre ellos y Dios no hay otros ángeles, y por eso, cuanto más cerca de él están, tanto más se inflaman con el resplandor de la luz divina.

25. De donde también ellos ocultan la faz y los pies del que se sienta en el trono de Dios; y por eso la restante multitud de los ángeles no tienen el poder de ver plenamente la esencia de Dios, porque la ocultan los Querubines.
26. Estos nombres, pues, de los ejércitos de los ángeles son específicos de cada uno de los órdenes, de tal manera que sin embargo son en parte comunes a todos. Pues mientras los Tronos son designados especialmente como sedes de Dios en el orden de algunos ángeles, sin embargo se dice por el salmista (79,2): “Tú que te sientas sobre los Querubines”

27. Pero estos órdenes de ángeles se llaman con nombres particulares porque recibieron más plenamente en su propio orden el oficio respectivo. Y aún siendo comunes a todos, sin embargo estos nombres se asignan con propiedad a sus respectivos órdenes.

28. En efecto, a cada uno, tal como he dicho más arriba, le es inherente su propio oficio, el que consta que mereció cada uno en el mismo principio del mundo. Pues dado que los ángeles presiden los lugares y los hombres, por boca del profeta da testimonio el ángel diciendo (Daniel 10,13): “El príncipe del reino de los Persas resistió frente a mí”.

29. De donde resulta evidente que no hay lugar alguno que no esté protegido por los ángeles. Y también están al frente de los auspicios de todos los trabajos.

30. Éste es el orden o distinción de los ángeles que después de la caída de los malos se mantuvieron en el vigor celeste. Porque después que cayeron los ángeles apóstatas, éstos se consolidaron en la perseverancia de la felicidad eterna. De ahí que tras la creación del cielo en el principio se encuentra (Gén. 1.6,8): “Hágase el firmamento, y el firmamento fue llamado cielo”.

31. En esas palabras se manifiesta que tras la ruina de los ángeles malos, los que permanecieron consiguieron la firmeza de la perseverancia eterna, sin que les pueda apartar de ella ninguna debilidad, sin que les haga caer la soberbia; sino que permanecen firmemente en el amor de Dios y en su contemplación, y no tienen ninguna otra dulzura que aquel por quien fueron creados.

32. En cuanto a los dos Serafines que se leen en Isaías (6,2), muestran en forma figurada la significación del Antiguo y del Nuevo Testamento. Y el que cubran la faz y los pies de Dios es para darnos a entender que no podemos conocer las cosas pasadas antes de la creación del mundo, ni las cosas futuras que seguirán a este mundo, sino tan sólo nos es dado contemplar a través de su testimonio las cosas intermedias.

33. Cada uno tiene seis alas porque en el presente siglo (en esta vida) sólo nos es dado conocer acerca de la hechura del mundo, que se hizo en seis días. Y el que clamen “Sanctus” tres veces el uno al otro, nos muestra el misterio de la Trinidad en una sola divinidad.


"Y entre los libros de la buena memoria, me quedo oyendo como un ciego frente al mar..."
Luis Alberto Spinetta (Los libros de la buena memoria, El Jardín de los Presentes).

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