"Me envuelvo hoy día y ato a mí
una fuerza poderosa
la invocación de la Santísima Trinidad
y las Tres Divinas Personas.
Me envuelvo hoy día y ato a mí
la fuerza de Jesucristo,
Hijo de María siempre virgen,
con su bautismo, l
a fuerza de su crucifixión y entierro,
la fuerza de su Resurrección y Ascensión
la fuerza de su vuelta
para el juicio de la eternidad.
Me envuelvo hoy día
y ato a mí la fuerza del amor de los Querubines,
la obediencia de los Angeles,
el servicio de los Arcángeles,
la esperanza de la resurrección para el premio,
las oraciones de los patriarcas,
las predicciones de los profetas,
las predicciones de los apóstoles,
la fe de los mártires,
la inocencia de las santas vírgenes,
las buenas obras de los confesores.
Me envuelvo hoy día
y ato a mí el amor maternal
y la pureza virginal de María Santísima,
hija de Dios Padre,
Madre de Dios Hijo
y esposa de Dios Espíritu Santo.
Me envuelvo hoy día
y ato a mí la fuerza de Dios para orientarme.
El poder de Dios para sostenerme,
la sabiduría de Dios para guiarme,
el ojo de Dios para prevenirme,
el oído de Dios para escucharme,
la palabra de Dios para apoyarme,
la mano de Dios para defenderme,
el camino de Dios para recibir mis pasos,
el escudo de Dios para protegerme,
los ejércitos de Dios para darme seguridad
contra las trampas de los demonios,
contra las tentaciones de los vicios,
contra las inclinaciones de la naturaleza,
contra todos los que desean el mal,
de lejos o de cerca,
estando yo solo o en la multitud.
Convoco hoy día a todas
esas fuerzas poderosas,
que están entre mí y esos males
contra las encantaciones de los falsos profetas,
contra las leyes negras del paganismo,
contra las leyes falsas de los herejes,
contra la astucia de la idolatría,
contra los conjuros de brujas, brujos y magos,
contra la curiosidad que daña el cuerpo
y el alma del hombre.
Invoco a Jesucristo que me proteja
hoy día contra el veneno, el incendio,
el ahogo, las heridas,
para que yo pueda alcanzar
abundancia en premio.
Jesucristo conmigo,
Jesucristo delante de mí,
Jesucristo detrás de mí,
Jesucristo a mi derecha,
Jesucristo a mi izquierda,
Jesucristo en la anchura,
Jesucristo en la longitud,
Jesucristo en altura,
Jesucristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí,
Jesucristo en la boca de todos los que hablan de mí,
Jesucristo en todo ojo que me ve,
Jesucristo en todo oído que me escucha.
Del Señor es la salvación,
De Jesucristo es la salvación,
Tu salvación, Señor, esté siempre con nosotros. Amén"
Esta oración tiene muchas versiones
y según la tradición
fue la empleada por el obispo
Patricio de Irlanda para convertirse,
junto con 8 de sus hermanos, en ciervos mientras
caminaban por el bosque y estaban siendo acosados
por el druida Tara.
Desde entonces es conocida como una poderosa
oración de protección y de invocación al Señor.