Oración a María Santísima



A Vos, que sois la Madre de mi Señor, la Reina del mundo,
la Abogada, la Esperanza
y el Refugio de los pecadores, recurro en este día yo,
que soy el más miserable de todos.
Os venero, Oh Gran Reina, y os agradezco todas las gracias
que hasta ahora me habéis hecho,
especialmente la de haberme librado del infierno,
que tantas veces he merecido.
Os amo, Señora amabilísima, y por el amor que os tengo,
os prometo serviros siempre y hacer todo lo posible
para que de los demás seáis también amada.
En Vos pongo todas mis esperanzas, toda mi salvación.
Oh, Madre de misericordia, aceptadme por vuestro siervo,
y acogedme bajo vuestro manto.
Y ya que sois tan poderosa para con Dios,
libradme de todas las tentaciones o, al menos,
alcanzadme fuerza para vencerlas hasta la muerte.
Os pido el verdadero amor a Jesucristo,
y de Vos espero la gracia de una buena muerte.
¡Oh, Madre mía! Por el amor que tenéis a Dios,
os ruego que siempre me ayudéis,
pero mucho más en el último instante de mi vida.
No me desamparéis, mientras no me veáis
salvo en el cielo, bendiciéndonos
y cantando vuestras misericordias
por toda la eternidad. Amén.

En la imagen podemos ver un fresco de María Santísima con el Niño,
los cuatro arcángeles y San Francisco de Asís.